domingo, 3 de abril de 2016

Reflexiones acerca del Nuevo Hombre


UN NUEVO HOMBRE PARA UN MUNDO NUEVO
Transformándonos nosotros para transformar la sociedad

Hace mucho tiempo, un Maestro querido hablaba a nuestro corazón acerca del cambio y la evolución y nos decía: “Los zapatitos que usábamos a los cinco años eran muy lindos y confortables. Si los queremos usar ahora nos van a apretar y resultarían disfuncionales

Creo que esto está pasando actualmente cuando seguimos afirmando lo que significa ser un ser humano en claves que ya son obsoletas. Las nuevas energías y experiencias vitales cuestionan ese concepto aprendido y encarnado de quiénes somos y piden que despertemos a una redefinición de nuestra identidad. Como mujeres y hombres aprendiendo a visionar y vivir en el paradigma de Unidad necesitamos asumir la responsabilidad de lo que significa ser una partícula dentro de un universo multidimensional interconectado.



Estamos aprendiendo a pasar de la mirada egocentrada a la mirada almacentrada, del sentirnos seres individuales y desconectados a sabernos seres comunitarios inmersos en un Plan mayor. Al crecer nuestra conciencia de la red de interconexión que nos une, cada vez tenemos más claridad acerca de que sólo podemos estar en paz si estamos en armonía con el Todo. Eudaimonia, en palabras de Platón, el estado de armonía del Alma.

  • El Alma ve cosmos donde la mente lineal ve caos.
  • El Alma avista evolución donde la psique siente inestabilidad e inseguridad.                     
  • El Alma percibe libertad donde el ego se asusta por falta de control.
  • El Alma reconoce complementariedad donde la mente ve opuestos.
  • El Alma recoge perlas de aprendizaje en aquello que la percepción polarizada considera problemas o dramas.
  • El Alma advierte preciosa sincronicidad en lo que la racionalidad considera casualidades del azar.
  • El Alma ve unidad en la diversidad en lugar de fragmentación y soledad.
  • El Alma encuentra riqueza en el silencio y el vacío, en el encuentro íntimo consigo mismo, en la gratitud y en el servicio.

El aprendizaje de la individualidad y el fortalecimiento de un ego sano y maduro, autosostenedor, fue un paso importantísimo en la evolución de la conciencia humana personal y colectiva. El movimiento que estamos haciendo ahora como humanidad  nos permite, sin menoscabar nuestra individualidad, darnos cuenta de  que pertenecemos a una unidad mayor: conciencia de “uno mismo”  y conciencia de “ser parte” simultáneamente, como la ola se sabe mar y la hoja árbol. 

Nuestra identidad se expande cuando nos sentimos integrados en la vida y esencia de un cuerpo más amplio y, finalmente, de todo lo Que Es.

Hay técnicas y herramientas que facilitan el pasaje del culto al ego al cultivo del Alma. Y hay modos que hacen esto más accesible. Uno de ellos es transitar el camino con compañeros en el viaje espiritual como co-responsables de la creación conjunta del nuevo mundo.
Una comunidad del alma no es un grupo de apoyo emocional programado para compartir las penas, ni un grupo de sostén para curarse de una determinada enfermedad ni uno del tipo de autoayuda para sanar las adicciones. Un grupo de desarrollo espiritual tiene como objetivos compartir despertares místicos y experiencias trascendentes, desarrollar la propia maestría y explorar maneras de servir al Bien Común apoyándose unos a otros en la consecución de ese fin.

Ramón Muñoz Soler dijo “La humanidad nueva va despertando a un nuevo sentido de comunidad planetaria y cósmica, y el fundamento espiritual de esta nueva comunidad es la reunión de almas… La nueva mística es una mística de participación con las almas similares” y Caroline Myss “Con el acompañante de espíritu uno comparte un vínculo de reverencia por el viaje en que ambos se encuentran y el modo en que han escogido caminar por la Tierra. …hablan de temas que nutren el espíritu de ambos y se ayudan uno a otro a apreciar los regalos divinos que hay en su vida… utilizan su respectiva luz interior para encendérsela uno a otro”

Un compañero espiritual es alguien que nos asiste a ver la vida “a través del alma, con el alma, en el alma”. Por haberlo experimentado, puede dar veracidad de las intuiciones, sincronicidades y experiencias transracionales. Nos ayuda a sostener la práctica espiritual y el fuego vivo de aquello que nuestro corazón más quiere. Alienta nuestro crecimiento a través de: 1) compromiso de lograr el objetivo, 2) fe en el resultado, 3) confianza en el amor y la sabiduría del grupo.



La sangha, el encuentro de almas en comunidad, en común-unión, nos ayuda en dos movimientos de la conciencia. 

El primero, de tipo “horizontal”, consiste en expandir y hacer cada vez más integradoras nuestras creencias.

En el otro movimiento de la conciencia, de tipo “vertical”, es el mismo ego quien es examinado y cuestionado para que alcancemos una identidad más auténtica. Esta trascendencia del ego es un salto cuántico que produce una liberación y transformación radical. Dejamos de percibirnos y experimentarnos como un ser  individual aislado y empezamos a ver y sentir no “mi vida” sino “la Vida” manifestándose en mí. En lugar de considerar “yo hago” reconocer que “el Todo se moviliza a través de mí”; en vez de “yo tengo una idea” la percepción se abre a que “la Totalidad se expresa a través de mí”.

Tenemos el privilegio de ser una generación “puente” entre algo que ya resulta obsoleto y lo nuevo que estamos ayudando a surgir. Empezamos a experimentar el pensar y sentir en clave colectiva, con valores comunitarios, con una sabiduría vinculante basada en la ayuda mutua y la solidaridad. 

¡Y sólo podemos hacerlo juntos!



Conciencia sin barreras


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