lunes, 24 de julio de 2017

¿Elegimos la vida que queremos vivir?

►Para leerlo más de una vez. . . A.
El otro día una de las lectoras del blog Maestra de luz, decía que nosotros elegimos la vida que queremos vivir.
Este tema resulta fascinante, si bien tengo que advertir a los lectores, que todo lo que a continuación se va a decir resulta mucho más difícil de demostrar o apoyar con pruebas.
Existen muchas personas, muchas versiones y resulta difícil decantarse por uno u otro lado.
En el artículo de hoy he buscado la mayor credibilidad posible.

Todo lo que se va a decir aquí, fue recogido por Brian Weiss, a través de varios de sus pacientes mientras se encontraban en estado de hipnosis en los intervalos de sus regresiones a vidas pasadas. La mayor parte de la información aquí reproducida es tomada de su cuarto libro: “Los mensajes de los sabios”.
Brian Weiss se graduó en la Universidad de Columbia, Nueva York, en 1966, con todos los honores. Prosiguió sus estudios en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, donde recibió el diploma de médico en 1970. Después de un internado en el centro médico de la Universidad de Nueva York (Bellevue Medical Center), volvió a Yale para completar la residencia como psiquiatra. Al terminarla, aceptó un cargo en la Universidad de Pittsburgh. Dos años después se incorporó a la Universidad de Miami, para dirigir el Departamento Psicofarmacológico. Allí logró renombre nacional en los campos de la Psiquiatría Biológica y el abuso de drogas. Tras cuatro años fue ascendido al rango de profesor asociado de Psiquiatría y designado jefe de la misma materia en el hospital Mount Sinaí de Miami, afiliado a la universidad. Por entonces ya había publicado 37 artículos científicos y estudios de su especialidad.
Su odisea comenzó en 1980, hace 36 años cuando conoció a Catherine, paciente que por primera vez lo llevó a conocer vidas pasadas en sus regresiones hipnóticas. Con ella descubrió que una persona puede sanar al conocer eventos traumáticos ocurridos en otras vidas
A continuación expondré un resumen de lo que los pacientes del Doctor Brian Weiss dijeron bajo el estado de hipnosis. Brian Weiss ha escrito varios libros sobre este tema, es un conferenciante habitual en diferentes espacios de comunicación  y congresos.
Como ven aquí ya no hay múltiples casos con nombres y apellidos que se pueden estudiar. Aquí es preciso creer al doctor. Quiero pues dejar claros los términos para que sean ustedes queridos lectores los que expresen su parecer.

SOBRE LAS DIFERENTES DIMENSIONES

– Hay muchas almas en cada dimensión. Hay muchas dimensiones. Se está en diferentes planos en diferentes tiempos. Cada uno es un nivel de conciencia superior. El plano al que vayamos dependerá de lo mucho que hayamos progresado.
– Estar en el estado físico es algo anormal. Cuando se está en el plano espiritual, eso nos resulta natural. Cuando se nos envía de regreso es como ser enviados otra vez a algo que no conocemos. Nos llevará más tiempo. En el mundo espiritual es preciso esperar; luego somos renovados. Hay un estado de renovación. Es una dimensión, como las otras.
– Hay siete planos en total, cada uno de los cuales consta de muchos niveles; uno de ellos es el plano de la rememoración. Se nos permite ver la vida que acaba de pasar. A los de niveles superiores se les permite ver la historia. Pueden volver y enseñarnos la historia. Pero nosotros, los de los niveles inferiores, sólo podemos ver nuestra propia vida, la que acaba de pasar.
Esto parece lógico, y concuerda con lo expresado por los pacientes que tuvieron Experiencias cercanas a la muerte. El vaciado de la memoria de la vida que finaliza, en el  famoso túnel.
-Hay siete planos, a través de los cuales debemos pasar antes de que regresemos. Uno de ellos es el plano de la transición. Allí esperamos. En ese plano se determina qué llevará cada uno a su próxima vida. Todos tendremos un rasgo dominante. Puede ser la codicia, la lujuria, pero sea lo que fuere lo determinado, necesitamos saldar nuestras deudas con esas personas. Después se debe superar ese rasgo en esa vida. Debemos aprender a superar la codicia. De lo contrario, al retornar tendremos que llevar ese rasgo, además de otro, a la vida siguiente. Las cargas se harán mayores. Con cada vida por la que pasamos sin pagar las deudas, cada una de las siguientes será más dura. Si las saldamos, se nos dará una vida fácil. Así elegimos qué vida vamos a tener. En la fase siguiente somos responsables de la vida que tenemos. La elegimos.
El camino de regreso al ser espiritual y hasta la nueva  reencarnación es un proceso que divide aquí en 7 partes. Es de destacar que antes de partir a la nueva reencarnación el karma parece tener su protagonismo para configurar lo que será nuestro ego del avatar. Así pues será preciso superar esas asignaturas que llevamos más atrasadas. Cómo dice podemos ir acumulando o superando estas pruebas.
Una vez que nuestro karma se encuentra  en armonía, entonces podremos elegir la vida que queremos tener, es entonces cuando la elegimos, no antes.
Esto está en consonancia con las enseñanzas budistas e hinduistas y el conocimiento que han divulgado los grandes yoguis.
Por otra parte parece lógico. Siguiendo con el símil de examen, resulta normal que el alumno que ya estas capacitado obtenga más responsabilidad con respecto a si mismo. Los alumnos en proceso de desarrollo podrían utilizar mal estos poderes. Al igual que en la naturaleza  es preciso llegar para poder decidir si el camino mereció la pena.
– Son niveles de aprendizaje distintos, y tenemos que aprender algunos de ellos en carne propia. Tenemos que sentir el dolor. Los espíritus no sienten dolor. Están en una etapa de renovación. El alma se renueva. En estado físico, cuando entran en la carne, sienten dolor; pueden sufrir. En forma espiritual no se siente dolor. Sólo existe felicidad, una sensación de bienestar. Pero es un período de renovación por el que pasamos. En estado espiritual, la relación entre la gente es distinta. En estado físico, pueden experimentarse las relaciones.
-A medida que la energía vibratoria del espíritu va disminuyendo para que pueda vivir experiencias en ambientes más densos como vuestro plano tridimensional, el espíritu se va cristalizando y se va transformando en cuerpos cada vez más densos. El nivel de mayor densidad equivale al estado físico. En este estado, el ritmo vibratorio es el más lento, y el tiempo transcurre muy rápido, porque está en relación inversamente proporcional al ritmo de la vibración. Conforme éste aumenta, el tiempo transcurre más despacio. Esto explica por qué resulta difícil escoger el cuerpo apropiado y el momento oportuno para regresar al estado físico: se debe a la irregularidad del tiempo. Hay muchos niveles de conciencia y diferentes estados vibratorios. Pero no es primordial que conozcáis todos los niveles.
Aquí aparece una información trascendente, una serie de variables  y la interrelación entre ellas a la hora de la vuelta al mundo 3D. Aquí podemos comparar  con lo que se dice en el libro “Las aperturas temporales” ya comentado anteriormente. Efectivamente hemos visto como la velocidad del tiempo del ser espiritual debe ser más rápida que la del avatar. Eso permitirá  seleccionar los futuros potenciales sin agobios. Si fuera al revés, el ser espiritual tendría cada vez menos tiempo de poder ver las opciones.
Esto explica la razón por la que nuestra consciencia como avatar, está retrasada temporalmente y esto debe mantenerse durante toda nuestra vida 3D.
SOBRE NUESTRO APRENDIZAJE
– Debemos adquirir varios valores durante nuestro aprendizaje:
1. La inconmovible certeza de que somos inmortales. Estamos más allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio y del tiempo.
2. La paciencia y de la espera.
3. La sabiduría del equilibrio natural.
4. La erradicación de los miedos, sobre todo del miedo a la muerte.
5. La necesidad de aprender la confianza y el perdón.
6. La importancia de no juzgar a otros.
7. La importancia de no interrumpir la vida de nadie.
8. La acumulación y el uso de los poderes intuitivos.
– Nuestras facultades las desarrollamos mediante las relaciones. Hay algunos dotados de altos poderes, que han regresado con más conocimientos. Ellos buscarán a quienes necesiten desarrollo, para ayudarlos.
– La muerte no es un accidente. Cuando mueren bebés y niños pequeños, se nos brinda la oportunidad de aprender nuevas lecciones. Ellos son nuestros maestros, nos enseñan mucho sobre valores y prioridades, y, por encima de todo, sobre el amor. Las lecciones más importantes suelen aprenderse en los momentos más difíciles.
-Elegimos a nuestros padres, que suelen ser almas con las que hemos interactuado en vidas anteriores. Aprendemos de niños, de adolescentes y de adultos, y evolucionamos espiritualmente a medida que nuestros cuerpos cambian. Cuando el alma abandona el cuerpo en el momento de la “muerte” física, seguimos el aprendizaje en planos superiores, que en realidad son niveles superiores de conciencia. Repasamos la vida que acabamos de abandonar, aprendemos las lecciones y preparamos la próxima existencia. El aprendizaje no termina con la muerte del cuerpo.
– Elegimos cuándo queremos pasar al estado físico y cuándo queremos abandonarlo. Sabemos cuándo hemos conseguido aquello a por lo que nos enviaron aquí abajo. Cuando has tenido tiempo de descansar y revigorizar el alma, se te permite elegir cuándo regresar al estado físico.
-No nacemos en nuestra familia por accidente ni por casualidad. Elegimos las circunstancias y preparamos un plan para nuestra vida antes incluso de ser concebidos. Nos ayudan en esa preparación los seres espirituales llenos de amor que después nos guían y protegen mientras estamos en el cuerpo físico y se va desarrollando el plan de nuestra vida. Podemos llamar destino a los hechos que van desarrollándose después de que los hayamos elegido.
-Existen pruebas importantes de que vemos los principales acontecimientos de la vida que tenemos por delante, los puntos de destino, en la etapa de preparación que precede a nuestro nacimiento. Se trata de pruebas clínicas, recopiladas por terapeutas a partir de los pacientes que han experimentado recuerdos previos al nacimiento mientras estaban hipnotizados o medicados, o de forma espontánea.
-Ya está programado quiénes serán las personas más importantes que conoceremos, cuáles los reencuentros con almas gemelas y compañeros del alma, incluso los lugares en los que sucederán esos hechos. Algunos casos de déjà vu, esa sensación de haber estado antes en un sitio o de haber vivido un momento, pueden explicarse como un vago recuerdo de esa anticipación de la vida que está cristalizando en la vida física que vivimos.
-Lo mismo sucede en el caso de la gente. Las personas adoptadas suelen preguntarse si el plan de su vida se ha visto alterado de algún modo. La respuesta es negativa. Los padres adoptivos se eligen, lo mismo que los naturales. Todo tiene su razón, y en el curso del destino no existen casualidades.
-Aunque todos los seres humanos tenemos un plan vital, también tenemos libre albedrío, lo mismo que nuestros padres y todas las personas con las que nos relacionamos. Nuestras vidas y las suyas quedarán afectadas por las elecciones que hagamos mientras estemos en estado físico, pero los puntos del destino sucederán de todos modos. Conoceremos a las personas que proyectamos conocer y nos enfrentaremos a las oportunidades y los obstáculos que habíamos previsto mucho antes de nacer. Sin embargo, la forma de desenvolvemos ante esas situaciones, nuestras reacciones y decisiones subsiguientes son las expresiones de nuestro libre albedrío. El destino y el libre albedrío coexisten e interactúan constantemente. Son cosas complementarias, no contradictorias.
Interesante afirmación esta , que nos plantea una vida semiprogramada por los actores principales y sin embargo con capacidad de elección a la hora de decidir.
-Las pruebas procedentes de los pacientes sometidos a regresiones coinciden en que el alma parece reservarse un cuerpo concreto, aproximadamente en el momento de la concepción. No puede ocuparlo otra alma. Sin embargo, la unión del cuerpo y el alma no se completa hasta el momento e nacimiento. Antes de eso el alma de un ser nonato puede estar tanto dentro como fuera del cuerpo, y a menudo es consciente de experiencias que suceden al otro lado. También puede percatarse de hechos que ocurren fuera de su cuerpo e incluso del de su madre.
-El alma no puede dañarse jamás. Ni los abortos espontáneos ni los provocados pueden hacerle daño. Cuando un embarazo no termina bien, no es infrecuente que la misma alma ocupe el cuerpo de un hijo posterior de los mismos padres.
-Los recuerdos del período anterior al nacimiento son importantes por muchos motivos. Fomentan las mejorías clínicas en pacientes cuyos síntomas derivan de traumas y relaciones de la primera infancia. Además, esos recuerdos demuestran que incluso antes de nacer ya existe una conciencia activa, que el feto y el recién nacido son conscientes de muchas más cosas de las que creíamos. Perciben e integran una gran cantidad de información. Una vez tenemos ese conocimiento, deberíamos replantearnos cómo nos relacionamos con esos seres diminutos. Están profundamente sintonizados con las expresiones de amor que les comunicamos, a través de palabras, pensamientos y sensaciones.Existen muchos niveles de conciencia que visitamos cuando el alma abandona el cuerpo físico. Uno importante es la etapa de aprendizaje, en la que repasamos nuestras vidas. Volvemos a experimentar cada encuentro, cada relación. Sentimos las emociones de la gente a la que hemos ayudado o hecho daño, amado u odiado, afectado positiva o negativamente. Sentimos sus emociones muy profundamente, pues se trata de un recurso de aprendizaje con mucha fuerza, una especie de reacción de respuesta instantánea e intensa al comportamiento que tuvimos cuando estábamos en la Tierra, en un cuerpo físico. Aprendemos a través de las relaciones, y por eso es importante comprender cómo hemos afectado a los demás.
Aunque quedan aún muchas notas que recoger creo que es preciso recapacitar sobre lo que aquí se ha visto y hacer un resumen antes de terminar. Todo este tipo de información requiere pequeñas dosis de información y grandes tiempos de reflexión.
La respuesta a la pregunta inicial de este artículo sería sí y no.
Al morir llevamos el regalo de nuestras vivencias de nuestras decisiones que sirven para que nuestro ser espiritual  evolucione y aprenda ya que él no puede experimentar las sensaciones de nuestro avatar.
Luego es preciso regresar y eso se hace con un plan donde se configura nuestro avatar con aquellas “asignaturas que aún tenemos pendientes”, aquí es el karma, nuestro sesgo de todas las vidas pasadas el que dice lo que hace falta.
Con el trabajo a realizar nosotros elegimos a nuestros padres y  a las personas que nos van a ayudar para conseguir nuestros objetivos. Imagino que esto puede hacer pensar a más de uno.
Se avisa que algunos seres por ejemplo los de los niños de muerte temprana, pueden ocupar estos avatares con el fin de producirnos, sentimientos y situaciones que debemos superar.
Así pues, esto supone un nuevo concepto para nuestras vidas. Las personas que amamos son personas que han significado algo en vidas anteriores. Las personas que podemos odiar por muchas causas, están ahí para hacernos pasar por esas experiencias que tenemos que superar.
No podemos ocupar cualquier avatar, sino uno que tenga la vibración que se adapte a nosotros, o lo que es lo mismo  que tenga una velocidad temporal compatible con la nuestra.
Sin embargo a pesar de estas programaciones tenemos la libertad, el libre albedrío para decidir y aprender.
Cada decisión nuestra supone una respuesta en un examen de nuestra  evolución consciente.
Todo esto es seguro que va a despertar interrogantes en todos vosotros, queridos lectores.
Como siempre compartir las dudas, las preguntas o las ideas será lo más enriquecedor para todos.

maestroviejo
http://selenitaconsciente.com

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