domingo, 8 de abril de 2018

El síndrome de Huckleberry Finn

Siempre que se habla de un síndrome se está hablando de un conjunto de síntomas y signos que son conocidos y que por lo tanto, han sido identificados como un cuadro clínico vinculado con problemas de salud. El síndrome de Huckleberry Finn es uno de esos conjuntos de síntomas que muestran disfuncionalidad, pero que no aparecen definidos como trastorno estrictamente.
El nombre de síndrome de Huckleberry Finn hace alusión a un personaje creado por Mark Twain en sus novelas. Aunque este aparece en varias de las obras del gran escritor norteamericano, es en Las aventuras de Huckleberry Finn donde se aprecia claramente su carácter y su problemática.
Antes de describir en qué consiste este síndrome es importante anotar que el síndrome de Huckleberry Finn es más bien una construcción de la psicología popular. No está referenciado como un problema psicológico o psiquiátrico en la literatura médica. Sin embargo, aporta una interesante descripción de ciertas personalidades, que vale la pena reseñar.
►Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz.

                                                                Tom Robbins

¿Quién era Huckleberry Finn?

El personaje más famoso de cuentos que creó Mark Twain fue Tom Sawyer. Este era un chico valiente, travieso y despierto que pasaba por un sinfín de situaciones problemáticas, de las cuales salía adelante. Uno de sus grandes amigos era Huckleberry Finn.
Lo que caracterizaba a Huck Finn era que no se daba por entendido de sus responsabilidades. Faltaba a la escuela y le daban igual sus compromisos. Apareció secundando las aventuras de Tom Sawyer, pero llamó tanto la atención que Twain decidió hacer una novela dedicada exclusivamente a Huckleberry Finn.
Es entonces cuando se muestra plenamente la personalidad de este chico, la cual contrastaba mucho con la de Tom Sawyer. Huck, a diferencia de Tom, era un niño abandonado. Vivía con una tía y tenía un padre que era malvado y alcohólico, toda una amenaza para él.
Su padre lo secuestra y lo mantiene cautivo. Logra escapar y es ayudado por un esclavo en fuga llamado Jim. Ambos viven peligrosas y emocionantes aventuras, hasta que son rescatados por el valiente Tom Sawyer. Como se aprecia, todo esto configura un cuadro psicológico, que da origen al llamado síndrome de Huckleberry Finn.

Los dos rasgos básicos en el síndrome de 

Huckleberry Finn

Al ser un chico abandonado y con un padre cruel, se configura una estructura psicológica que está caracterizada básicamente por dos rasgos: un vacío existencial y una búsqueda eterna de aquello que alivie su pena o le ofrezca felicidad.
Veamos estos dos rasgos esenciales, presentes en el síndrome de Huckleberry Finn:
  • Vacío existencial. Es la sensación intensa de que se carece de algo que dé significado a la vida. Se experimenta como un displacer constante y una sensación de vacío permanente. Este cuadro está muy cerca de lo que conocemos como depresión.
  • Búsqueda eterna. Como efecto de lo anterior, en el síndrome de Huckleberry Finn hay una búsqueda sin fin de algo que llene por fin esa sensación de vacío. Un profundo deseo de encontrar alguna realidad para sentirse completo.
Como se ve, detrás de la aparente despreocupación de quienes se comportan como Huckleberry Finn, lo que hay es una inquietud que no halla sosiego. Una falta de sentido que los lleva a picar aquí y allá, tratando de encontrar significados.

Otros rasgos en el síndrome de Huckleberry Finn

Además de los rasgos básicos también hay otras características que definen al síndrome de Huckleberry Finn. Una de ellas es que quienes lo padecen son también personas notablemente inteligentes. Esto se prueba en su capacidad para encontrar soluciones a diversos problemas. Además de esto, también aparecen otras características:
  • Les resulta relativamente fácil adaptarse a las diferentes situaciones, pero en el fondo nunca se sienten cómodos con nada.
  • Eluden las responsabilidades. Esto, porque rechazan la idea de echar raíces, ya que ellos mismos no tienen raíces sólidas.
  • Tuvieron una infancia desdichada y una figura paternal muy destructiva.
  • Tienen muy baja autoestima. No se consideran valiosos y por eso mismo son propensos a sufrir depresiones.
  • Cambian constantemente de amigos, de pareja, de trabajo… Les cuesta imprimir estabilidad a sus vidas.

  • Tanto el sentimiento de vacío como la dificultad para construir un proyecto de vida sólido nacen de la falta de un vínculo saludable con la familia, durante la infancia. Esto lleva a conformar una personalidad compleja e interesante. ¿Se puede superar el síndrome de Huckleberry Finn? Claro que sí. Con decisión y ayuda es posible reconciliarse con uno mismo y con un pasado difícil.

Psicología clínicaEdith Sánchez
https://lamenteesmaravillosa.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario