viernes, 16 de octubre de 2015

“No es tan fácil”: Personas que tienen un problema para cada solución


Hay personas que tienen un problema para cada solución. Su frase preferida es: “No es tan fácil”. Son personas pesimistas, que solo ven los aspectos negativos de las situaciones y son incapaces de aceptar las cosas positivas, aunque las tengan justo delante de sí. Incluso se molestan cuando intentas ayudarles y les das una posible solución.

Estas personas desestiman cualquier esfuerzo que hayas hecho al decir “No es tan fácil”. Y con esa frase también están diciendo que en realidad no les conoces ni les comprendes, por lo que sería mejor que no opinaras. También están diciendo que todavía no están preparados para cambiar y que sus quejas tienen una impronta puramente catártica, porque en realidad no desean resolver nada. 

Sin embargo, la verdad es que la vida es tan fácil o tan complicada como quieras hacerla. Es cierto que todos somos únicos y que cada quien vive circunstancias diferentes, pero los verdaderos límites se encuentran en nuestra mente: nuestras creencias, ideas preconcebidas y hábitos son los principales obstáculos para seguir avanzando.

El elefante que no era consciente de su fuerza

Había una vez un elefante enorme, que todas las noches se presentaba en el circo haciendo gala de una fuerza descomunal. Sin embargo, después de la actuación permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas. Curiosamente, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera enterrado pocos centímetros en el suelo. Aunque la cadena era gruesa, era obvio que un animal capaz de arrancar un árbol con su fuerza, podría liberarse con facilidad de esa estaca y huir. ¿Por qué no lo hacía?

El elefante se mantenía en el circo porque había estado atado a una estaca parecida desde que era pequeño. En aquel momento, luchó con todas sus fuerzas por zafarse, día tras día, pero no lo consiguió porque la estaca y la cadena eran mucho más fuertes que él. Así, terminó dándose por vencido.

Y una vez que fue grande y fuerte, seguía pensando que no podía escapar. Jamás volvió a cuestionar ese recuerdo y no ha vuelto a poner a prueba su fuerza. Por lo que sigue pensando que escapar no es tan fácil.

Al igual que el elefante, muchas personas piensan que asumen una postura objetiva cuando dicen que no es tan fácil. Piensan que los demás son demasiado positivos, ingenuos o que no les conocen lo suficiente. Sin embargo, lo que les sucede es que están demasiado involucrados emocionalmente en la situación y no son capaces de valorar otras alternativas ni pensar con claridad. 

En realidad, la vida es sencilla, somos nosotros quienes la complicamos, a veces demasiado y sin siquiera darnos cuenta. De hecho, hay personas que logran cambiar vida, dejar todo atrás y mirar hacia el futuro, mientras otras en su misma condición, se mantienen atadas a una existencia que no les satisface, solo porque creen que no es tan fácil, porque se han rendido antes de presentar batalla.

¿Qué se esconde detrás de pensar que no es tan fácil?

Un gran miedo. En realidad, esta frase esconde un gran miedo, es una excusa para no tener que hacer nada y mantener el estado de las cosas. También encierra una resistencia al cambio. En realidad, esa persona todavía no está preparada para dar el paso decisivo, por lo que se engaña diciéndose que esa solución no está hecha a su medida y no funcionará. Y lo peor es que ni siquiera la ha considerado porque el miedo se lo ha impedido, simplemente la ha rechazado, como una persona con aracnofobia puede escapar de las arañas, sin pensar.

Una actitud derrotista. Con esta frase esa persona afirma que como el camino es tan complicado, quizás es mejor no emprenderlo. Es como si hubiese analizado la relación sacrificio/beneficio para concluir que no vale la pena. Solo que en realidad nunca tomó en cuenta la solución, porque la asumió con una actitud derrotista, se dio por vencido antes de comenzar. Obviamente, nadie pone en duda que los grandes cambios no son fáciles, pero ello no debe ser una excusa para no dar el primer paso. Recuerda que el primer paso no te lleva a donde quieres ir, pero te saca de donde estás.

- Una visión demasiado egocéntricaCada quien se considera único y especial, y de cierta forma todos lo somos. Sin embargo, también somos muy parecidos a los demás, las situaciones que estamos viviendo no son muy diferentes a las que han tenido que enfrentar o están enfrentando otras personas en otros lugares del mundo. De hecho, hay quienes han vivido situaciones peores y han encontrado la fuerza para cambiar o dejar todo atrás, mientras otras personas simplemente continúan pensando que no es tan fácil y se mantienen ancladas a una situación que las va desgastando lentamente. Recuerda que, al fin y al cabo, todo es cuestión de perspectiva.

- No estar dispuesto a renunciar a ciertas cosas. En las últimas décadas la sociedad ha transmitido una idea errónea, nos ha hecho creer que podemos tener todo sin renunciar a nada y con un mínimo esfuerzo. Esta idea ha calado en la mente de muchas personas, a las cuales les aterra la posibilidad de tener que renunciar a ciertas cosas. Por eso prefieren decir que no es fácil, porque piensan que renunciar es sinónimo de perder o fracasar. Sin embargo, para avanzar siempre hay que dejar algo atrás.

¿Cómo liberarse de esa idea?

1. Estar realmente dispuestos a cambiarA primera vista puede parecer un contrasentido pero hay personas que se quejan solo por el placer de lamentarse, para asumir una actitud de víctimas, pero en realidad no pretenden solucionar nada. Por eso, si dices a menudo frases como “no es tan fácil” ante cualquier propuesta, es porque, en el fondo, aún no estás preparado para dar el paso. Te resistes a moverte porque algo aún te ata lo suficientemente fuerte, aunque quizás no sabes de qué se trata. 

2. Dejar de pensar en términos de pérdidaPara seguir adelante, hay que dejar cosas atrás, cosas que quizás son importantes pero que no puedes llevar contigo. Esas cosas a las que renuncias son las que te permiten crecer. De hecho, debes comenzar a pensar en la vida como en un camino, no puedes cargar todo en tu mochila porque el peso te agotará y no te permitirá llegar hasta el final. Debes elegir sabiamente las cosas que realmente necesitas y deshacerte de las que son un peso muerto. 

3. Asumir lo difícil como un reto. Para lograr grandes cosas, es necesario hacer algunos sacrificios y esforzarse. Habrá obstáculos en el camino, pero son precisamente esas barreras las que te permitirán crecer. De hecho, recuerda que no maduramos con los años sino con los daños. Aprende a asumir esos obstáculos como desafíos, como oportunidades para crecer.

Psicologia/Jennifer Delgado

10 frases geniales para dejar de preocuparte por lo que los demás piensan de ti


Aprendemos a ser nosotros mismos a través de los demás. Primero nos miramos en los ojos de las personas que nos rodean, como nuestros padres, y después nos formamos una idea bastante imprecisa de quiénes somos. A lo largo de los años, esa idea se va perfilando mejor, en parte gracias a las personas que encontramos en nuestro camino. Estas nos van dando pistas que confirman o refutan nuestra autopercepción. En ese proceso se forma nuestra personalidad.

El principal problema radica en que los demás se convierten en maestros alfareros que contribuyen a moldear nuestra autoestima y autoconfianza, aunque no sepan cómo hacerlo y a menudo ni siquiera sean plenamente conscientes de ello.

Obviamente, el problema surge cuando le prestamos demasiada atención a las opiniones de los demás, cuando nos preocupamos excesivamente por lo que piensan de nosotros, hasta tal punto que tomamos decisiones importantes motivados solo por el deseo de agradar o encajar.

Por supuesto, no podemos desentendernos por completo de las opiniones de los demás, porque somos seres eminentemente sociales. Sin embargo, cuando te importa más el qué dirán que tu satisfacción, cuando priorizas la aceptación de los demás sobre tu propia felicidad, entonces, antes o después, tu camino se torcerá y cuando mires a tu alrededor, solo verás insatisfacción.

Por eso es fundamental encontrar un justo equilibrio entre la persona que queremos ser, y la persona que los demás quieren que seamos. No es fácil, pero el camino vale la pena. 

10 grandes personajes, 10 grandes frases para ser auténtico


1. Los ojos de los demás son nuestras cárceles, sus pensamientos nuestras jaulas. - Virginia Woolf

La gran escritora, que terminó suicidándose, sabía muy bien de qué hablaba, sobre todo porque le tocó vivir en una sociedad donde el mundo literario estaba dominado por hombres. Y es que en muchas ocasiones, el prisma a través del cual nos ven los demás, implica tan solo una visión limitada de nosotros mismos, porque no hay nadie mejor que nosotros mismos para conocer nuestras potencialidades. 

2. No tengo la responsabilidad de ser como los demás esperan que sea. Es su error, no mi defecto. - Richard P. Feynman

Feynman no fue un físico común, si lo hubiera sido, quizás no habría ganado el Nobel. Por eso, nos alerta sobre el peligro de pensar que cuando no cumplimos con las expectativas de los demás, la culpa es nuestra, sentimos que hemos fracasado. A veces esa sensación es tan grande y se enraíza tan adentro, que la arrastramos por toda la vida, sobre todo cuando hemos desilusionado a personas que son importantes para nosotros, como pueden ser nuestros padres. Sin embargo, no cumplir con las expectativas de los demás no es un error y mucho menos un defecto, no debemos dejar que otros pretendan vivir a través de nuestra vida, dándole forma a nuestras aspiraciones.

3. Expresa lo que eres y di lo que sientes, porque a quienes les preocupa no cuentan y a quienes cuentan, no les preocupa. - Theodor Seuss Geisel

El escritor y caricaturista no solo se refería a la autoconfianza sino también al amor y la aceptación. El verdadero amor no pone condiciones, es aquel que acepta a la persona no a pesar de sus defectos, sino también por sus defectos. Las personas que verdaderamente cuentan en nuestras vidas son aquellas que nos empujan a sacar lo mejor de nosotros mismos, las que nos dan ánimos y nos sostienen, no las que intentan atrofiar nuestras potencialidades. 

4. Solo hay una manera para evitar las críticas: no hacer nada, no decir nada y no ser nadie. – Aristóteles

El gran filósofo griego sabía que resulta prácticamente imposible escapar a las críticas, a menos que seas tan insignificante que no despiertes el interés de nadie. Las críticas a menudo están basadas en la envidia, por lo que en muchas ocasiones son simplemente un signo de que vamos por buen camino. Por eso, antes de desmoralizarnos y plantearnos abandonar, debemos considerar si se trata de una crítica constructiva, que nos permita mejorar o, al contrario, es una crítica que solo pretende hacer daño. En ese caso, es mejor hacer oídos sordos.

5. Ser uno mismo, en un mundo que está constantemente tratando de hacer que seas alguien diferente, es el mayor logro. - Ralph Waldo Emerson

El escritor y filósofo que sentó las bases del trascendentalismo nos invita a ser nosotros mismos. Emerson pensaba que todos tenemos un Dios interior y que debemos dejarnos llevar más por la intuición. Por eso, no importa a qué añoremos o qué logremos, siempre y cuando eso nos haga felices. El simple hecho de atreverse a soñar algo diferente e intentar alcanzarlo, expresándonos con autenticidad, es ya un motivo suficiente para sentirnos orgullosos de nosotros mismos. 

6. La recompensa por la conformidad es que le gustes a todo el mundo, excepto a ti mismo. - Rita Mae Brown

La escritora estadounidense no pudo expresarlo mejor. Intentar agradarles a todos y buscar la aceptación y la aprobación de los demás, es el camino más directo hacia la insatisfacción. Cuando adoptamos los sueños de los otros, nos olvidamos de los propios por lo que terminamos atrapados en una vida que no nos satisface porque carece de ilusión y pasión. 

7. Preocúpate por lo que otras personas piensen, y siempre serás su prisionero. - Lao Tzu

El taoísmo ensalza el poder de la persona y, sobre todo, su capacidad para reflexionar y decidir por sí misma. Por eso, no es extraño que de la mano de uno de sus principales filósofos nos llegue esta advertencia: cuando nos sometemos a las expectativas de los demás, cuando dejamos que piensen por nosotros, estamos en sus manos y nos convertimos en una presa fácil de la manipulación emocional. Recuerda que solo puede dañarnos aquello a lo que le damos importancia.

8. Los grandes espíritus siempre encontrarán la violenta oposición de las mentes mediocres. Albert Einstein.

Einstein sabía muy bien de qué hablaba, sabía que desafiar lo establecido no es fácil. Las personas suelen presentar una gran resistencia al cambio, por lo que cualquier idea que desafíe las convenciones, puede representar un peligro. Muy pocos son capaces de ver más allá por lo que intentarán que te detengas. Sin embargo, recuerda que una vocación incumplida, puede drenar el color de toda una vida. 

9. El individuo siempre ha tenido que luchar para no ser aniquilado por la masa. Si lo intentas, a menudo te sentirás solo y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser el dueño de sí mismo. - Friedrich Nietzsche

Nadie dijo que el camino hacia la autenticidad fuera fácil. De hecho, encontraremos muchas personas que nos desanimarán y nos invitarán a seguir las reglas preestablecidas. Por eso, a veces podemos sentirnos solos e incomprendidos. Sin embargo, el regalo es enorme porque implica ser dueños de nuestro destino, poder decidir qué queremos hacer con nuestra vida.

10. Tu tiempo es limitado, así que no lo desperdicies viviendo la vida de alguien más. – Steve Jobs

Steve Jobs sabía que tenía cáncer. Durante los años que pasó luchando contra esa enfermedad, tuvo mucho tiempo para reflexionar y dejarnos una enseñanza iluminadora: no dejes que los demás te impongan sus sueños, no intentes satisfacer continuamente sus expectativas porque al final del viaje, será la vida quien te pase factura. El tiempo que tenemos es demasiado corto, por lo que no debemos desperdiciarlo haciendo algo que no nos satisface, simplemente porque los demás lo hacen o porque siempre se ha hecho así.


Psicología/Jennifer Delgado

Autoayuda emocional


Todos, en algún momento de nuestra vida, enfrentamos situaciones que nos provocan heridas emocionales. No podemos evitarlo, a veces incluso nos toma por sorpresa, como la pérdida de una persona amada o el rechazo de alguien significativo. Sin embargo, podemos evitar que la ansiedad, la frustración, la ira y el rencor continúen escociendo en la herida. En esos casos la autoayuda emocional es una excelente herramienta.

¿Qué son realmente las heridas emocionales?


Cuando atravesamos una situación difícil, cuyas exigencias sobrepasan nuestros recursos psicológicos, se puede producir una "herida emocional" o un trauma en toda regla. En práctica, lo que sucede es que no contamos con las herramientas necesarias para hacerle frente a esa situación. No sabemos cómo lidiar con el rechazo del grupo, la muerte de un ser querido o la humillación de la pareja. 

Lo más usual es que con el tiempo desarrollemos esas habilidades que nos permiten enfrentar las decepciones, fracasos y contratiempos de forma más eficaz, con un menor costo emocional para nosotros. Sin embargo, en algunas ocasiones no somos capaces de encontrar esas herramientas y no llegamos a procesar lo que nos ocurrió. Entonces se hace referencia a un trauma o herida emocional.

Esa experiencia traumática no tiene lugar solo en nuestra mente, también deja una huella en el cerebro. De hecho, el trauma viene acompañado de una desregulación bioquímica. La amígdala, que es uno de los centros de control emocional del cerebro, se mantiene constantemente activada pues considera que aún existe un peligro, aunque en realidad éste ya sea cosa del pasado.

Esa activación genera un exceso de cortisol, una hormona que inhibe a su vez el funcionamiento del hipocampo, que es la estructura encargada de que podamos darle un significado a las experiencias que vivimos y logremos pasar página. Por tanto, se produce una especie de círculo vicioso: el hecho de que no podamos procesar una situación hace que ésta se mantenga activa en nuestra mente, y al mantenerse activa, impide que la podamos asimilar.

En este sentido, una investigación llevada a cabo en la Universidad de Harvard descubrió que las heridas emocionales se quedan grabadas en el cerebro. Estos psicólogos escanearon el cerebro de personas que habían sufrido un trauma, mientras escuchaban una descripción de lo que les había sucedido. Se apreció que esas experiencias activan tanto la amígdala como el córtex visual, lo cual indica que las personas estaban reviviendo el trauma. Al contrario, el área de Broca, la zona responsable del lenguaje, no se activó, lo que sugiere que esas personas no habían procesado la experiencia dolorosa.

Por eso, una de las misiones de la autoayuda emocional consiste en lograr que la persona asimile y acepte lo sucedido, para que no continúe arrastrando ese dolor consigo porque cuando las vivencias permanecen activas, siguen influyendo en el comportamiento, determinan las decisiones y afectan el estado de ánimo.

Autoayuda emocional para sanar desde dentro


En un experimento realizado en las universidades de Massachusetts y Stanford se comprobó que la forma en que analizamos y evaluamos los hechos que vivimos determina nuestras reacciones emocionales. Estos psicólogos les pidieron a un grupo de personas que vieran una serie de fotos catalogadas como “emocionalmente negativas”. 

A algunos se les pidió que reevaluaran la imagen para no seguir experimentando emociones negativas. A otros solo les dijeron que debían concentrarse en las emociones que estaban experimentando. Así se descubrió que las personas que encontraban una explicación alternativa que les permitiera cambiar la valencia negativa de las fotos, experimentaban menos emociones dolorosas.

Esto significa que, a pesar de los acontecimientos, nuestra forma de interpretar la realidad y el significado que le conferimos a la misma es fundamental. En este punto entra en juego la autoayuda emocional ya que, en el fondo, no hay nadie que te conozca mejor que tú. 

1. No huyas de tus sentimientos. Algunas personas no reconocen que se sienten mal, esconden su sufrimiento tras una máscara de fingida alegría. De hecho, es perfectamente comprensible que no deseemos sentirnos mal pero esconder las emociones no hará que desaparezcan. No se trata de que te regodees en el sufrimiento, porque no es saludable, pero si no reconoces el problema, no podrás solucionarlo. No hay nada malo en reconocer que tenemos una herida emocional y que somos vulnerables. Al contrario, el error es seguir cargando con esa máscara de seguridad, porque al cabo del tiempo terminará resquebrajándose por completo.

2. No juzgues tus emociones. Somos dueños de nuestros actos, pero no de nuestras emociones. Esto significa que podemos controlar la ira y manejar la tristeza, pero no podemos evitar sentirlas. Por eso, un gran error consiste en juzgar esas emociones como “negativas”. En realidad son simples reacciones ante una situación que no nos agrada, experimentar esas emociones no te convierte en alguien débil o en una mala persona. Recuerda siempre que la sanación debe provenir de la aceptación, no de la negación.

3. Entiende tus emociones. En muchos casos esas emociones que estás experimentando no son nuevas. Intenta recordar cuándo las sentiste por primera vez, es probable que descubras una herida emocional que dejaste abierta hace muchos años y que aún está supurando. Si fuimos rechazados de pequeños, reaccionaremos ante el rechazo de forma mucho más intensa, por lo que éste nos dolerá más. Asume el papel de un observador externo y no juzgues, tan solo siente e intenta comprender. 

4. Acepta los sentimientos contradictorios. Cuando una persona emprende el camino de la autoayuda emocional y bucea en su interior suele descubrir sentimientos contradictorios. A veces esas contradicciones le generan malestar y se preguntan cómo es posible que aún ame a su maltratador, por ejemplo. Descubrir esos sentimientos antagónicos puede ser un golpe muy duro, la persona puede pensar que es débil o indigna pero en realidad no es así. Todos experimentamos sentimientos contradictorios, sobre todo ante situaciones de gran impacto emocional. En todo caso, asume esas emociones como si fueran testigos en un caso judicial: escucha lo que tienen que decirte, te darán pistas que te permitirán comprender por qué estás en ese punto.

5. Mantén bajo control las creencias irracionales. Cuando se produce una herida emocional, la persona inmediatamente extrae determinadas conclusiones. ¿Cómo he contribuido a que me sucediera esto? ¿Qué dice de mí lo que me ha pasado? Es positivo asumir nuestra cuota de responsabilidad y aprender de los errores pero a menudo las respuestas a estas preguntas conducen al callejón de la baja autoestima y la autoflagelación. Por eso, es importante que detectes las creencias irracionales que impiden que esa herida cicatrice y que pongas en su lugar pensamientos más racionales y objetivos que te ayuden a mirar al futuro.

6. Perdona. La mayoría de las heridas emocionales vienen acompañadas con una gran dosis de resentimiento. La persona culpa a su verdugo o se culpa a sí misma. Sin embargo, por muchos libros de autoayuda emocional que leas o por muchas sesiones de psicoterapia a las que acudas, si no perdonas desde el corazón, la herida no sanará, se mantendrá abierta y doliendo. Es probable que necesites tiempo para dar ese paso, no es conveniente apresurarse, pero cuando estés preparado, es necesario que perdones y dejes ir. Te darás cuenta de que en ese preciso instante te despojas de un peso enorme que estaba asfixiándote.

7. Aprende y crece. Cada experiencia, por dolorosa que sea, encierra una enseñanza. Podemos elegir sufrir solamente o aprender de lo que hemos vivido y convertirnos en una persona más fuerte. De hecho, es probable que ahora mismo no seas la persona que deseas ser. A todos nos pasa en algún momento y no es algo negativo, al contrario, es un incentivo para seguir creciendo. Aprovecha esa herida emocional para “actualizar” tu personalidad. Cuando te hayas desvinculado de los sentimientos y emociones que te impedían ver con claridad lo sucedido, aprende la lección y pregúntate cómo te sirve para crecer. De esta forma también te conviertes en una persona más resiliente de cara al futuro.

Psicología/Jennifer Delgado
Fuentes::Rauch, S. L. et. Al. /Alloy, L. B. & Abramson, L.