sábado, 5 de diciembre de 2015

Las 12 sabidurías

Un artículo de Eric Rolf.


Hay 12 puntos sencillos que saber que nos permitirán poder utilizar a nuestra propia alma como medicina:

  • 1. Saber que la existencia es una sola cosa, que está completamente consciente, y que se comunica con todas sus partes o aspectos. La vida sabe lo que hace y nos habla.
  • 2. Saber que el universo es amistoso y te está apoyando hasta cuando no lo parece.
  • 3. Saber que creamos nuestra realidad, que las cosas no nos pasan a nosotros por casualidad que más bien ocurre desde nosotros y con algún sentido.
  • 4. Saber que somos únicos, y que somos capaces de pensar, imaginar y crear o hacer cualquier cosa de alguna forma.
  • 5. Saber que la vida es un misterio que cambia de un instante al otro y que todo está en movimiento y que al mismo tiempo está inimaginablemente bien organizada.
  • 6. Saber que somos 99 por ciento espiritual o no-materia, y sólo el uno por ciento materia.
  • 7. Saber que el mundo físico tiene más sentido como metáfora que como algo sólo denso. La Realidad crea realidad en metáforas de tres dimensiones.
  • 8. Saber que no existen casualidades y que cada persona es un alma que está aquí con un propósito de evolucionar. Esta vida es una aventura espiritual, el safari del alma.
  • 9. Saber que la vida es muchísimo más creativa o mágica que mecánica. Estamos inmersos en un gran océano de una creatividad continua.
  • 10. Saber que la primera relación es la que tenemos con nosotros mismos, que es para aceptarnos y ser responsables de nuestros actos. Es este sentido de responsabilidad creativa que nos permite aprender y cambiar nuestros actos y sus consecuencias.
  • 11. Saber que el alma no se enferma, pero si hay que alimentarla. Si no alimentas tu alma, parece que tu vida se muere de hambre. La respiración consciente, la meditación y oración, el arte, la risa y el buen humor incluyendo el humor negro, y la limpieza a todos los niveles son algunos de los principales alimentos del alma.
  • 12. Saber que siempre nos estamos mirando en un espejo metafórico por el cual la vida, lo más profundo de nosotros mismos, lo que nos une con el misterio, nos está hablando, guiando y divirtiendo.

Las 12 sabidurías son como unas frutas o delicias de la vida que si las pruebas no solo verás que son ciertas y espiritualmente nutritivas sino que también son capaces de transformar tu experiencia de qué es ser un ser humano vivo.
Todo conocimiento veraz tiene sus raíces en lo que se llaman las leyes universales o espirituales. Pero lo que ocurre con sólo declarar las leyes es que son abstractas y no siempre podemos hacer el puente desde ellas a nuestras vidas. A ese puente le llamamos conocimiento.

Las 12 grandes sabidurías no son ni consejos míos ni advertencias o prohibiciones. No incluyen ni aconsejan directamente ninguna acción, ni ninguna prohibición. Pero como bien sabes es la conciencia, el conocimiento y las creencias de cada uno quienes dictan sus acciones—ni el buen consejo ni por supuesto la prohibición sirve si no se acoplan a nuestro conocimiento y a nuestras creencias-.
Las librerías y bibliotecas están llenas de buenos consejos y la política tanto social como la política religiosa llena de prohibiciones, pero siguen los actos atroces y la baja calidad de vida tanto espiritual como física. No es que faltan más consejos o prohibiciones, falta conocimiento y falta conciencia.

Afortunadamente no tiene por qué ser así y existen otras alternativas para ir ampliando nuestro conocimiento. Imagínate que uno está nadando y después de un tiempo se cansa, pero cuando paras de mover los brazos y las piernas notas que te hundes y si no vuelves a nadar, notas que te vas a ahogar. Entonces alguien que te acompaña te dice “si te relajas, si te pones plano de espaldas, el agua te sostiene, flotas. Ahora a ti solo te toca probarlo o no. No tienes que entenderlo, solo probarlo. Si lo pruebas, flotas y descansas hasta que te apetece volver a nadar. Hasta es posible que haya una corriente que mueva el agua en la misma dirección donde tú te diriges y ella misma te lleva a tu destino, como un barco de vela llevado por el viento. Esto no requiere demasiado esfuerzo físico pero si requiere conocimiento, y la conciencia de mantener la vela correctamente alineada con la corriente del viento.

¿Qué es lo más probable que sea lo peor que puede pasar si pruebo esta nueva acción? En la gran mayoría de los casos relativamente muy poco en sentido negativo. Quizás invertir un tiempo, o un esfuerzo, pero suele ser poca cosa en comparación con el problema o con las posibilidades positivas del conocimiento.
Lo espiritual más esencial no se mide físicamente pero sí es accesible y utilizable a través de la conciencia y su instrumento, que es la mente. La vida nos escucha y responde. La comunicación entre nosotros y la vida es de doble vía, aunque nosotros no siempre escuchamos.

Lo cierto es que nadie es capaz de definir ese gran misterio que es la existencia. Pero sí lo podemos tener de experiencia directa arriesgando nuestras creencias limitadas y probando otras más amplias. Si todo en la vida puede crecer de alguna forma, me parece que nuestra idea de Dios o nuestro Yo superior, también, y esa es la relación fundamental que tenemos con el misterio creativo y consciente.

Te digo que la vida está inimaginablemente bien organizada y consciente aunque nosotros podemos andar de espaldas a lo que está ocurriendo. Ya hace miles de años que los yoguis y otros sabios sabían que la vida no es continua, aunque lo parece. Decían los yoguis que tenemos un cuerpo nuevo con cada respiración completa. Hoy los físicos quánticos dicen lo mismo en más gran escala. 

Dicen que el universo entero se apaga y se enciende en el tiempo (de Hilbert) un tiempo abstracto, matemático. Básicamente esto es como la película de cine, que aunque parece continua en pantalla, cuando la miras de cerca ves que son fotogramas distintos. También dicen los físicos que el universo depende del observador, que el observador crea y cambia los resultados. Así que una observación distinta de uno mismo en otro tiempo es claramente capaz de manifestar cambios directos de un instante para otro.
Sócrates lo dijo ya hace siglos, “el que quiere cambiar el mundo, primero tiene que cambiarse a sí mismo.”

Eric Rolf
 centronagual.es

jueves, 3 de diciembre de 2015

Desapego = Libertad


Ser dueño de  tu propio poder, tu poder de ser auténtico, de ser quien realmente eres, trata de hecho, de apropiarte de tu libertad. De muchas maneras, has cedido tu poder y/o libertad por tu forma de hablar, de pensar y ser.
  Por ejemplo, cuando dices o piensas algo como, “Esa persona me hace enfadar”,  has cedido tu poder /libertad de decidir si estar o no enfadado, a esa persona. Has dicho que no tienes poder, y que esa persona tiene el poder de decidir cuándo te enfadarás.
  Puedes elegir no hacerlo nunca más.
  Sería más adecuado decir algo cómo, “Me enfado cuando esa persona hace eso”. De esa forma,  llegas a comprender que eres tú el que te ha hecho enfadar, y también que puedes decidir sentirte enfadado, o sentir algo distinto.

Nadie más que tú “hace”  que te sientas enfadado, o triste, o deprimido, o feliz, o sexy, o aburrido, etc. A partir de ahora estás en el proceso de decidir por ti mismo sobre tu vida, tus opciones, tus acciones, tus sentimientos, y lo que ves, ¿ por qué no adueñarte del poder de tomar decisiones a todos los niveles?

  Presta atención a las palabras que utilizas, porque ellas forman las bases de tus formas de pensamiento. Escucha tus palabras, y date cuenta si ellas reflejan o no tu libertad de decidir por ti mismo,  qué sientes o qué haces.

  ¿Dices, “Déjame hacer esto”, pidiendo permiso o expresas tus deseos diciendo, “me gustaría hacer esto”, o incluso “Voy a hacer esto?”. ¿Dices, “Esa persona me manipula” o “ Me permito a mí mismo ser manipulado”?

Cualquier cosa que  hayas estado haciendo que no haya funcionado para ti, puedes elegir no hacerla nunca más.

  ¿Te has reprimido de expresar lo que realmente querías por lo que pensabas que alguien pudiese pensar?. Entonces, has cedido el control de tu poder de palabra a esa persona.

  Eres libre, lo sabes. ¿ Estás deseando ser dueño de tu libertad?
  ¿Te has reprimido de mirar  algo o a alguien por lo que otra persona pudiese pensar? Entonces, le has cedido tu libertad de elección de ver lo que quieres, a esa persona.
  ¿Te has reprimido de hacer lo que querías por lo que otra persona pudiese pensar? Has cedido tu libertad de acción. Te has reprimido de hablar, de actuar, de ver lo que era auténtico para ti. La visión clara se relaciona con permitirte ser auténtico, y confiar en ello - de hecho - insistir en ello.

  Al ser dueño de tu libertad, también debes desear reconocer la libertad de los demás. Nadie te da tu libertad – ya es tuya. Sólo depende de ti ser libre. De la misma forma, tú no das a los demás su libertad. Tú sólo puedes reconocer que ellos la tienen.
  Cuando haces algo, los demás son libres de sentirse como ellos elijan acerca de lo que tú haces. Para ti, sin embargo, solamente estás siendo auténtico, y actuando con amor y libertad según tus motivaciones. Si eres malinterpretado, puedes elegir aclarar el malentendido a través de la comunicación. No es necesario que cambies tu forma de Ser por la forma en que los demás se sienten. Si eliges cambiar, debe ser porque tiene sentido para ti hacer las cosas de distinta forma.

  De la misma manera, si otra persona hace algo por lo que tú eliges no sentirte bien, esa es tu opción. Esa persona, también, es libre. Si el no sentirse bien es el resultado de un malentendido, puede aclararse a través de la comunicación. No supongas nada. Pregunta, y entonces lo sabrás.
  Si el no sentirse bien es el resultado de apegos que necesitas liberar en tu camino hacia la claridad y la libertad, puedes encontrar otra forma de pensar y de sentir donde te sientas mejor, en la cual no estás decidiendo lo que otra persona haría de distinta manera, sino preferiblemente lo que tú necesitas hacer de otra forma.

  Si esperas que la otra persona cambie su forma de Ser por la forma en que te sientes, entonces estas queriendo controlar a esa persona. Si no quieres ser controlado, ¿estás deseando cesar de controlar?

  Quizás en el pasado, cuando mirabas una situación que no considerabas óptima, habías decidido lo que la otra persona debería haber hecho de forma distinta, o que debería hacer de diferente en el futuro. Cuando te apropias realmente de tu poder y de tu libertad, eso ya no lo haces más – si no, solo decides lo que podrías haber hecho de distinta manera entonces, y lo que puedes hacer de distinto a partir de ahora, en el futuro. Cuando eres sincero acerca de esta cuestión, tus pensamientos se incluyen también en el proceso. Mientras te encuentres pensando lo que otros harían, o pensarían, o sentirían, no  eres totalmente dueño de tu poder o de tu libertad.

  Si quieres ser dueño de tu libertad,  ¿estás deseando reconocer la libertad de los demás también? Entonces, puedes comprender que no haces a los demás tristes, si no que ellos pueden decidir sentirse de esa forma cuando tú haces algo. Tú no les haces felices, si no que ellos optan por sentirse así cuando tú haces algo.

  No importa lo que hagas, digas, algunas personas lo aprobarán, y otras no. Tienes la libertad de decidir con qué personas estarás. Si decides estar con los que te juzgan, puedes sentirte como una mala hierba en un jardín, sintiéndote constantemente como si necesitases defenderte a ti mismo y a tu forma de Ser.

  En cambio, puedes elegir estar bien cuando te juzguen, sabiendo que solamente estás siendo quien tú eres, y que los demás son libres de sentir lo que quieran acerca de esto. Pueden estar juzgándote bajo sus estándares, pero tú estas viviendo bajo tus propios estándares. También puedes elegir estar con esas personas que no te juzgan,   y en cambio, te aprecian por quien eres. Puedes sentirte más libre, y más relajado cuando eres auténtico, siendo quien realmente eres. Comprenderás que tú no eras una mala hierba, sino solamente una flor en el jardín equivocado.

  Quizás, en el pasado, tendías a cambiar, a ser alguien distinto de quien eres realmente, para ser amado, para obtener amor. Si quieres saber que eres querido por quien tú eres, entonces sé quien realmente  eres, y deja que sea esa la imagen que se ama.
  El amor no puede ser solicitado. Debe fluir libremente, y darse libremente. Entonces, sabrás que ese amor es auténtico. Si  tú creas una imagen a fin de ser amado, y la gente ama esa imagen, con eso no te sentirás amado por quien realmente eres.
  Si las expresiones de amor se solicitan, se piden, entonces no sabes en realidad si se manifestarían en caso de que tú no la pidieras. Todavía no estarías seguro del amor. Date cuenta cuando las expresiones de amor proceden libremente de los demás, cuando tú eres auténtico. Entonces, sabrás que llegan porque los otros eligen expresar su amor, y sabrás que es auténtico. Cuando sabes que el amor está ahí, ábrete y siéntelo.

  A veces, las expresiones de amor son malinterpretadas, porque nos han enseñado distintas formas de expresar el amor que sentimos. La forma en que algunas personas expresan su amor, es a veces malinterpretada como amor que se quita. Los malentendidos pueden resolverse a través de la comunicación, de modo que las expresiones de amor al final pueden ser esas en las que destaca la experiencia de la persona que las recibe, algo que les hace sentir bien.

  Acuérdate de expresar tu amor de esa forma, también. Expresa tu amor de la forma en que te gustaría que los demás expresasen su amor por ti, de una forma en que el resultado sea que se sientan bien, y de una forma en que tú serías feliz cuando lo recibieras.

  Tienes el poder y/o libertad de ser quien realmente tú eres, de estar dónde quieres estar, con quien realmente te gustaría estar (si a ellos les gustaría realmente estar contigo), haciendo lo que realmente quisieras hacer. Los demás,  también, tienen el mismo poder /libertad.

  Si honestamente te encuentras incapaz de decir, “Amo donde estoy, Amo con quien estoy, Amo lo que estoy haciendo”, entonces algo tiene que cambiar. Tienes el poder y/o libertad de hacer que cambie.
  Si es una situación donde no te sientes feliz, tienes tres opciones:
1.     Cambia la situación. Reordénala.
2.     Cambia la forma en que ves la situación.
3.     Deja la situación, y encuentra otra.

Si la situación, por ejemplo, es tu trabajo, puedes cambiarlo de manera que lo que estés haciendo signifique más para ti. O, puedes verlo de otra forma en la que te sientas mejor y por lo tanto te sientas feliz en esa situación (pero debe ser auténtica para ti). Si no haces ninguna de estas cosas, entonces quizás necesitas hacer algo distinto, en un trabajo distinto, de manera que  desees cada día  invertir  tiempo y  energía en él.
  Si es tu hogar, ¿ te sientes como en casa en él? Si no, reordénalo de forma que lo parezca. O de otra forma, elige verlo como que es realmente perfecto para ti ahora. En caso contrario, múdate.

  Si crees realmente que estos cambios son demasiado inmensos para ti, que “no puedes hacerlos”, es porque tú has cedido tu poder y/o libertad. No es que no seas capaz de realizar estos cambios, si no que no has elegido hacerlo. Aún tienes el poder de crear tu vida de la forma en que realmente te gustaría que ésta fuese. Tienes el poder y/o libertad de cambiar lo que no ha funcionado para ti, cambiar lo que no ha resultado en  ser tan feliz como te gustaría que fuese.

  ¿ Estás con gente con quien realmente no disfrutas estar? Si es así, has cedido tu poder de ser feliz a ellos.
  No tienes que hacerlo nunca más.

  Si has cedido tu poder, puedes recuperarlo. Aún es tuyo. Aprópiate de él.

  Tu poder y/o  libertad también incluye tu opción de cambiar los patrones dentro de ti mismo que reconoces que no han sido óptimos, que son el resultado de una percepción equivocada, y de formas limitadas de comprender.
  Tus apegos y adicciones están entre tú y tu libertad. Cuando eres libre, eres capaz de decidir en cada momento qué te gustaría hacer, y qué tiene sentido hacer. No te permitas a ti mismo ser controlado por programas pasados.

  Cuando eres adicto a algo y no lo obtienes, no te sientes bien. El grado de tu malestar  muestra el grado de apego o adicción. Puedes elegir no dar tu poder a tus apegos, o al objeto de tus apegos. El desapego es libertad.
  No se trata de  desprenderse. Desprenderse es alejarse de todos los sentimientos. El desapego permite sentimientos positivos de alegría cuando tienes algo. Cuando hay algo que no tienes, eres capaz de focalizar tu atención en lo que tienes.

  Si, por ejemplo, estas apegado a una cena con langosta, y no puedes cenar langosta, no eres libre de disfrutar lo que tienes. Cuando no estás apegado, puedes disfrutar una ensalada, un bistec, o si dispones de langosta, realmente disfrutarla, también.
  Si estás apegado o eres adicto a una persona, cuando estás con ella, pasas tiempo preocupándote por cuando no estarás con ella, y cuando ellos no están, pasas tiempo echándoles de menos, y no estando presente con la gente que están contigo. Eso no es libertad.

  Tienes el poder y la libertad de estar totalmente presente dondequiera que estés, disfrutando  de lo que esté ocurriendo.

  Los demás no tienen que cambiar su forma de Ser por tus apegos, y tú no tienes que cambiar tu forma de Ser por las adicciones de los demás.

  Tú asumes la responsabilidad total de ti mismo, y cualquier cosa que pienses, hagas o digas,  y reconoce
 que los demás tienen la responsabilidad por cada cosa que elijan pensar o hacer o decir.

  No decidas qué piensan los demás, o que harán en una situación dada, porque de hecho, realmente no lo sabes ,esa es su responsabilidad. Solo necesitas examinar tu propia conciencia y lo que ocurre en ella.
  Los demás son libres para querer lo que quieren  y tú eres libre de decir sí o no a eso. Es correcto para ellos quererlo y es correcto para ti el no quererlo. De la misma forma que eres libre de querer lo que quieres  y los demás son libres de no querer lo mismo. Cuando ambos queréis lo mismo, hay un acuerdo libre  y entonces es probable que algo suceda. Si no, puedes estar de acuerdo en no estar de acuerdo y cada uno puede encontrar la felicidad y la satisfacción a su manera.

  Cada persona tiene derecho a tener su propia opinión y  sus propios pensamientos y deseos  y tú , eres libre.

  Revisa tu película, en la que no eres solamente el protagonista, sino también el director. Y también eres el público. ¿ Cuáles eran los efectos de tus acciones y palabras? ¿ Podrías haber escrito un mejor guión para ti mismo? Si es así, ¿ qué hubieses hecho de otra manera? ¿ Podrías haber actuado con más amor, más comprensión? Revive la situación en tu mente, haciéndola distinta, y mira el final diferente. Decide que si la situación se presenta de nuevo, la revivirás de la nueva forma. Dedícate a esa decisión. Entonces, has cambiado para mejor, porque era tu elección, y has aprendido lo que necesitabas.

  Asimismo, debes darte cuenta de que las cosas ocurren de la forma que tiene que ocurrir, con la química de las personas involucradas, para obtener el resultado que necesita ocurrir. La próxima vez, sin embargo, serás capaz de lograr el mismo resultado con más armonía.

  Continua haciendo esto hasta que seas honestamente capaz de dar a tu película y a tu carácter grandes repasos. ¡Si vieras esa película en el cine, hubieses pensado que era una película fabulosa,  con una estrella inspiradora : tú! Hubieses recomendado la película a tus amigos y disfrutaríais viéndola de nuevo.

  Date cuenta de cuáles son tus motivos para hacer las cosas. ¿ Cuáles son tus motivaciones?. En una situación dada,  ¿estás escogiendo el miedo o la libertad? ¿Estás haciendo las cosas porque realmente las has elegido, o las estas haciendo ,o no haciendo, por miedo? Confía en tus instintos y en lo que es auténtico para ti, y haz lo que realmente quieras hacer.
  ¿Te contenías de ser quien realmente  eres porque pensabas que tenías que hacerlo, y luego te dabas cuenta que  realmente no tenias que haberlo hecho? Entonces, la base de tu decisión y tus acciones era el miedo. Toma la decisión de que no tienes que hacerlo nunca más. Puedes ser quien realmente eres, y la gente te disfrutará aún más. Cuando haces lo que realmente quieres, algo maravilloso ocurre.

  ¿Es el amor tu motivación, o es la culpa? ¿Haces las cosas para evitar sentirte culpable, porque te sentirías culpable no haciéndolas? O actúas claramente, haciendo lo que realmente quieres hacer, como una expresión de amor.
  Si has estado teniendo como motivaciones el miedo o la culpa, ¿ quieres seguir de esa manera? No tienes por qué, lo sabes.
  Puedes hacer una elección consciente, una profunda decisión,  no tener miedo o culpa o ira controlando tu vida, si no actuar como un Ser conscientemente libre. Cuando lo haces, a partir de ese momento, si descubres que tu decisión va a ser de una cierta forma, o hacer (o no hacer) una cierta cosa basada en el miedo, la culpa o la ira, dedícate a tomar una decisión distinta. Entonces, no estas permitiéndote ser controlado por los patrones pasados de ser o hacer, sino  viviendo realmente tu libertad.

  Eres realmente libre. Solamente tienes que adueñarte de tu libertad, y ser libre. No solamente te sentirás mejor y disfrutarás tu vida mucho más, sino que también liberarás patrones que se asociaban con visión distorsionada. Vas a volver a la claridad.

  Eres libre de pensar de la forma que elijas, y amar de la forma que elijas, y actuar de la manera que elijas.

  La gente que  te ama disfruta viéndote feliz de la forma en que realmente te gusta ser feliz, siendo la expresión más llena de tu Ser, siendo auténtico, siendo todo lo que tú puedes ser. La gente que te ama realmente quiere que tengas éxito.

  Pero, depende de ti.
  Tienes el poder y la libertad de ser auténtico, de ser feliz, de tener éxito, de estar satisfecho.
  Mira claramente lo que es auténtico para ti.
  Y vívelo.
  Mientras nos han enseñado que es algo bueno ser nosotros mismos, de hecho, también necesariamente, nos han enseñado de muchas maneras que no tenemos que ser nosotros mismos para complacer a los demás  y que es bueno complacerles, hacer feliz a los otros.
  Entonces, parece ser una elección entre hacer feliz a los demás, por un lado, y siendo nosotros mismos, hacernos felices a nosotros mismos, por el otro lado.
  Si has estado eligiendo no ser tú mismo para que otros fueran felices, has decidido que complacer a los demás era más importante que ser realmente tú mismo. Esta era una bonita expresión de tu amor, pero con un coste elevado para ti, y tu facilidad de Ser, y tu salud. La facilidad de Ser se asocia con la salud. No ser tú mismo requiere una inversión de energía, que también se conoce como estrés, un elemento no saludable desde ningún punto de vista.

  Lo que tiene mayor sentido es cambiar tus prioridades de forma que, ser auténtico, sea lo más importante y de hecho, una parte necesaria de cualquier proceso de sanación.
  Aún puedes disfrutar expresando tu amor de cualquier forma que funcione para ti  y saber la importancia de ser auténtico. Siendo tu mismo. Siempre.
  Con claridad, y amor.

Dr. Martin Brofman 

Estar centrado



La experiencia de muchos actores y cantantes es que sufren de un miedo terrible hasta el momento en que pisan el escenario (el miedo escénico), y luego muestran un control total de su arte ante el público. ¿Qué causa una transformación tan instantánea? Una combinación de cosas:

o Se convierten en auto-poseídos.
o El nerviosismo da paso a la calma interior.
o Una habilidad practicada se hace cargo, por sí misma.
o Se vuelven totalmente centrados en el momento.

Estos son los ingredientes de estar centrado. El último es probablemente el más importante.

Antes de que un artista intérprete o ejecutante se suba al escenario, no se le demanda estar presente, vivir en el momento. Esto da margen a que los nervios le manipulen… siente náuseas, camina de un lado a otro – todos signos de distracción. Pero cantar o actuar ante un público exige que esté presente. Si su mente/cuerpo lo sabe, y si ha aprendido a través de la repetición a satisfacer la demanda del momento presente, el centrarse viene automáticamente.

La mayoría de los líderes son artistas, también – además de hablar en público, se les pide generalmente que dejen a un lado su personalidad con el fin de satisfacer las demandas de otras personas. Un escritor que tuvo acceso por largo tiempo al presidente Obama, destacó la habilidad con que el presidente había aprendido a cambiar su actitud personal mientras se movía de un evento a otro. En el lapso de una hora podía ser llamado a reunirse con familias en duelo después de una catástrofe, a discutir sobre política con su gabinete, a dar la bienvenida a un nuevo encargado, y a una conferencia de prensa. Obama comentó que esta habilidad no le era natural. Se había entrenado a sí mismo – ya que cada presidente debe abarcar un trabajo con muchas facetas.

 ¿Cómo podemos entrenarnos para centrarnos? 
En primer lugar, echemos una mirada objetiva a los rasgos de una persona que ya lo ha conseguido:
– Tal persona pone toda su atención en el trabajo que tiene en manos.
– Hace que otras personas sientan que tienen toda su atención mientras hablan con él. En una expresión típica: les hace sentir que "son lo más importante a atender”.
– Mantiene la calma en medio de la crisis y el caos.
–Hace surgir lo mejor, bajo presión.
– Absorbe la nueva información rápidamente.
– Mantiene su sangre fría.
– No se distrae fácilmente.
– Comprueba cuán fácil le resulta mantenerse en el flujo. Una vez que honestamente tasa lo bien que lo está haciendo, se pregunta cómo mejorar. En primer lugar, deja de hacer las cosas opuestas, que lo centran en la derrota.
– No es multi-tarea. Se centra en el momento actual.
– Resiste la distracción. Cierra la puerta, apaga el teléfono, y tiene su pantalla apagada si está hablando con alguien que necesita su atención.
– No utiliza las discusiones de una manera unilateral, como caja de resonancia. Los demás, pueden advertir cuando no está interesado en ellos, y una de las señales más seguras es la impaciencia mientras espera a que el otro hable.
– Evita los signos evidentes de la falta de interés, como hacer ruido con su lápiz, mostrar inquietud, interrumpir a otros antes de que terminen de hablar, mirar por la ventana, etc
– No se aísla en un espacio privado al hablar con los demás. En lugar de sentarse detrás de su escritorio con los brazos cruzados, se acerca a la otra persona y se inclina hacia ella mientras hablan.
– No dispersa su atención al azar. Administra su tiempo mental, de manera eficiente, por lo que puede estar solo para pensar y compartir su opinión en otras ocasiones sin sentir que está siendo arrastrado obligatoriamente a determinada conversación o tema.

Evitar éstos errores y malos hábitos lo llevarán a recorrer un largo camino. Pero también se necesita la experiencia positiva de estar centrado.
Comience cuando usted este solo. En un lugar tranquilo, cierre los ojos, respire profundo, y vaya hacia adentro. Ponga su atención en su corazón, en el centro de su pecho. Siéntese en silencio y rápidamente deje que su atención permanezca allí. Si se aparta por pensamientos al azar, vuelva a centrarse tan pronto como note lo que ha sucedido. Después de unos minutos abra los ojos. Durante la siguiente media hora obsérvese a sí mismo para ver si permanece centrado. No se lance inmediatamente a las demandas externas. Si repite esta práctica varias veces al día, comenzará a aprender la diferencia entre estar centrado y no estarlo. Con la repetición entrenará a su cerebro, y a su vez al sistema nervioso involuntario, que prefieren un lugar tranquilo, un estado de calma y centrado.

Esto trae consigo un descenso de la presión arterial, la disminución de la respuesta al estrés, y notará el ritmo cardíaco más lento. Usted no está tratando de estar inerte y no reaccionar, ni está forzando su atención para permanecer en el centro de su pecho. El Estado que hay que mantener es el de alerta en descanso, donde se está más despierto, y no menos; no adormilado: despierto sin forzar.

Se necesita entrenamiento para estar centrado, y sólo usted está en condiciones de entrenarse. La mayoría de la gente ha pasado la vida aprendiendo a manejar y organizar su vida exterior, prestando poca atención a lo que sucede en el interior. Sin embargo, lo que sucede dentro precede a todo lo externo, lo moldea, y le permite entender y responder.
Hasta que desarrolle éstas habilidades para mantenerse despierto, no podrá vivir plenamente un estilo de vida consciente.
Comience por estar centrado, el tiempo que más pueda.

Dr. Deepak Chopra

miércoles, 2 de diciembre de 2015

¿Cómo dejar de castigarse por un error del pasado?‏


Todos cometemos errores, quienes más y quienes menos, algunas son verdaderas meteduras de pata y otras son equivocaciones que no tienen mayor trascendencia. Sin embargo, la forma en que enfrentamos los errores varía mucho de una persona a otra. Hay quienes logran pasar página con mayor facilidad y otros se quedan atrapados en el sentimiento de culpa y comienzan a castigarse.

Vale aclarar que cuando cometemos un error una de nuestras primeras reacciones consiste en culparnos. Se trata de algo perfectamente normal. Pero una cosa es buscar responsabilidades y aprender del error y otra muy diferente es llorar sobre la leche derramada y pasar años de nuestra vida castigándonos por eso.

¿Por qué surge la necesidad de castigarse?


Por lo general, el auto-castigo está profundamente vinculado con la autoestima. Cuando tenemos una autoestima baja, asumiremos la tendencia a pensar que todo ocurre por nuestra culpa y que merecemos ser castigados. Entonces nos auto imponemos la penitencia, que puede ser más o menos severa. En la base de este mecanismo no solo se encuentra la creencia de que no somos merecedores de estima sino que también hay mucha rabia, que dirigimos hacia nosotros mismos. 

Las personas que suelen castigarse con mayor crueldad son precisamente las que han crecido en ambientes muy autoritarios y rígidos, donde los errores eran vistos como defectos en vez de oportunidades para el crecimiento. También se aprecia esta tendencia en personas perfeccionistas que comprenden los errores casi como un ataque a su imagen, a la integridad que han ido construyendo.

En otras ocasiones, las personas se castigan porque no son capaces de pedir perdón o porque son demasiado rígidas como para perdonarse. De hecho, a menudo se afirma que nosotros somos nuestros jueces más severos.

Ya sea por una causa u otra, lo cierto es que imponerse un castigo es una manera para expiar las culpas y para sentirse mejor consigo mismo. La persona piensa que su comportamiento ha sido indigno y como no lo puede reparar, se impone una penitencia que le “liberará” del daño que ha causado. Sin embargo, el problema es que esa penitencia no suele acabar nunca y, al final, en vez de provocar alivio, termina dañando profundamente a la persona.

7 consejos para dejar de castigarse


1. Acepta que castigarte no resolverá nada. Si has cometido un error y este ha tenido consecuencias, intenta solucionarlas o contener los daños. Si es imposible, pide disculpas. Si no puedes pedir perdón, quizás porque ya no puedes hablar con la persona, aprende del error para que te asegures que no lo volverás a cometer.

2. Habla del error. Cuando las personas experimentan una gran sensación de culpa suelen aislarse de su grupo de amigos. Sin embargo, cuando estés listo para hablar de la situación, deberías contársela a alguien. A menudo las otras personas te sorprenden con una perspectiva más imparcial de los hechos que te ayudará a aligerar el peso de la culpa.

3. Aprende a ser amable contigo mismo. A menudo es más fácil ser amable y condescendiente con los demás que con nosotros mismos. Una excelente estrategia consiste en imaginar que dentro de ti hay un niño pequeño. Vigila tu diálogo interior y no te digas nada que pueda dañar a ese niño.

4. Comprende los errores como oportunidades para crecer. Las personas que se castigan suelen comprender los errores como fracasos o defectos a través de los cuales determinan su valía. Sin embargo, piensa siempre que el camino al éxito está lleno de fracasos. A menudo, de la mano de los errores llegan los aprendizajes más importantes de la vida. 

5. Pon los hechos en perspectiva. Uno de los mecanismos que perpetúa la culpa es pensar que si pudiésemos regresar en el tiempo, hubiésemos actuado de una manera diferente. Sin embargo, es importante que te des cuenta de que en aquel momento, con el conocimiento que tenías y las circunstancias que te rodeaban, tomaste la decisión que creíste más oportuna. Aceptar este hecho es tremendamente liberador.

6. Aprende a valorar con flexibilidad. Detrás del castigo casi siempre se esconde una persona rígida que no quiere aceptar que se ha equivocado, al menos no en un aspecto que le resulta tan significativo. No obstante, recuerda que entre el negro y el blanco hay miles de tonalidades. Tener un poco más de flexibilidad mental y alejarse del pensamiento polarizado te ayudará a enfrentar la vida desde una perspectiva más abierta. 

7. Ten claro quién eres. Las personas que se castigan durante años terminan olvidando quiénes son para convertirse simplemente en alguien que carga el fardo de la culpa. A veces, es como si toda su vida se hubiese reducido a ese incidente. Para salir de ese círculo vicioso es importante que recuerdes quién eres y que saques a colación todas tus cualidades positivas. Tú eres mucho más que tu culpa.

Psicologia/Jennifer Delgado

martes, 1 de diciembre de 2015

Consejos para recordar



Nunca prives a nadie de la esperanza; puede ser lo único que una persona posea.
No tomes decisiones cuando estés enojado.
Cuida tu postura física.
Nunca hables de negocios en un elevador.
No pagues un trabajo hasta que esté concluido.
Cuídate de quien no tenga nada que perder.
Aprende a decir no con cortesía y presteza.
No esperes que la vida sea justa.
No dudes en perder una batalla, si esto te lleva a ganar la guerra.
Sé atrevido y valiente.
No aplaces las cosas, haz lo que sea preciso en el momento preciso.
No temas decir "no sé".
No temas decir "lo siento".
Elogia a tres personas cada día.
Contempla el amanecer por lo menos una vez al año.
Mira a los ojos a las personas.
Di "gracias" con frecuencia.
Di "por favor" con frecuencia.
Gasta menos de lo que ganas.
Trata como quisieras que te trataran.
Haz nuevas amistades y cultiva las viejas.
Guarda los secretos.
Reconoce tus errores.
Sé valiente; si no lo eres, finge serlo, nadie advertirá la diferencia.
Utiliza las tarjetas de crédito sólo por comodidad, nunca por el crédito.
No engañes.
Aprende a escuchar. A veces las oportunidades tocan muy quedo a la puerta.
Elabora una lista de las cosas que desees experimentar antes de morir. Llévala en tu cartera y consúltala con frecuencia.
Haz oídos sordos a los malos comentarios.
Las ideas buenas, nobles y capaces de cambiar al mundo provienen siempre de una persona que trabaja sola.
Cuando entres en algún lado, el que sea, hazlo con determinación y confianza.
Cuando tengas un limón, siempre procura hacer con el una limonada.
Ten un perro, pero no permitas que moleste a los vecinos.
Recuerda los cumpleaños de los demás.
Canta en la ducha.
Utiliza el dinero honrado.
Llama a tu madre en este momento; no importa que esté en el cielo.
Nunca permitas que te vean borracho.
Presta sólo los libros que no te importe recuperar.
Elige con mucho cuidado al compañero de tu vida, de esta única decisión se derivará el 90% de tu felicidad.