lunes, 2 de mayo de 2016

Vivir con un vacío en el corazón



Puede que lleves una vida normal, plena y hasta feliz. Dispones de aquello que día a día te ayuda a mantener una existencia normal sin excesivas preocupaciones… sin embargo, hay algo que emerge de pronto en esos momentos en que te miras al espejo. En que te detienes y echas esa mirada hacia el interior de ti mismo. Hay algo que falla, algo que te embarga y te envuelve con una sensación a medio camino entre la tristeza y la desesperación.
Es un vacío. En ocasiones tiene la forma de la frustración, el relieve de todo aquello que deseabas haber hecho o conseguido y que, por la razón que fuera nunca pudo ser. También suele ocurrir que dicho abismo en el corazón tenga la silueta de algo o alguien que perdiste, pero también, y es algo innegable, dicho hueco responde a un vacío existencial que es difícil traducir en palabras. ¿Es esto lo que la vida guardaba para mí? ¿Es esto todo lo que de verdad quería para mí, o me espera algo más a la vuelta de la esquina? ¿Qué sentido tiene en realidad esa dimensión a la que llamamos “vida”?
UN VACÍO EN EL CORAZÓN, UN PROBLEMA ACTUAL
Puede que al escuchar la palabra “vacío existencial”, pienses en esas personas que emprenden viajes de auto-realización a la India para encontrar respuestas a esos espíritus inquietos. A esas personalidades que buscan nuevas experiencias que den un contexto a sus necesidades personales y emocionales.
Pero la dimensión del tema va más allá. Es un problema emocional e incluso una auténtica crisis de valores donde de pronto, todo empieza a cuestionarse. Anteriormente dábamos el ejemplo de personas que, pueden estar llevando una vida aparentemente normal, hasta que un día, puede surgir un desencadenante que empiece a poner en tela de juicio esa existencia plácida. Puede que pierdas a alguien querido y te surjan esas preguntas sobre el sentido de la vida, sobre el por qué solo somos breves pasajeros en una vida en ocasiones demasiado breve.
El vacío en el corazón puede además llevar el nombre de esa relación afectiva que no pudiste conservar o que, simplemente, te hizo demasiado daño como para volver a cicatrizar. Son estados que pueden convertirse en un ansia punzante y dolorosa. Nos sentimos a la deriva, perdidos en una realidad que parece sin sentido. Como en un libro sin letras.
LOGOTERAPIA, EL SENTIDO DE LA PROPIA VIDA
Hay una teoría psicoterapéutica muy interesante desarrollada por un discípulo de Sigmund Freud llamada logoterapia: su autor, Viktor Frankl. Este psicólogo había sobrevivido al holocausto y sabía muy bien cómo se hendía ese vacío existencial, ese hueco en la mente y el corazón. ¿Cómo poder volver a confiar en el ser humano después de lo acontecido en su vida? Lo superó y ayudó a muchos en su misma situación.
Su perspectiva teórica se basaba en la idea de que las personas, necesitamos de una motivación diaria, de una especie de “voluntad de sentido” y una fe hacia un futuro mejor donde comprometernos en algún propósito. Si nos sentimos útiles y motivados, avanzamos en esa transcendencia vital lejos del vacío, lejos del abismo del sin saber existencial.
El sentido es lo que cada ser humano busca. Hay personas, que por ejemplo, no tienen claro cuál es el propósito que las motiva, lo olvidaron en el pasado cuando por ejemplo, sufrieron esa pérdida, ese abandono. Esa traición o ese “sin saber”. Cumplen con su trabajo, con la familia, con los amigos dejándose llevar por el piloto automático… pero algo falla.
¿Qué podemos hacer?, ¿cómo se encuentra el sentido? La logoterapia nos dice que debemos buscar el autoconocimiento, la expresividad y la creatividad, debemos saber qué valores son los que nos identifican. Es esencial que encontremos algo por lo que motivarnos cada día, ser valientes, saber sonreír, aportar felicidad a quienes nos rodean. Y seguir creciendo como personas. Apuesta por las cosas sencillas, sé humilde. La felicidad se esconde en las cosas más básicas y elementales.
Si tienes miedo, no avanzas. Si tienes dudas busca las respuestas en ti mismo. Motívate, transforma tu realidad dejando a un lado la angustia. El viaje para salir de ese vacío en tu corazón, puede ser una aventura que merezca la pena vivir con toda la intensidad.
Psicologia/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

domingo, 1 de mayo de 2016

El Regalo de la Impermanencia


Hay ocasiones en que todo se viene abajo. Y a veces, en medio de todo ese desastre, nos sentimos perdidos, abandonados, sin esperanzas. Se siente como si nuestro camino estuviera lleno de obstáculos, como si hubiéramos perdido nuestro hogar.

Pero, espera. Si las cosas no se hubieran venido abajo, ¿cómo hubieras podido recordar Eso que nunca se viene abajo? ¿Qué no la conmoción de todo ese desastre te obligó a hacer un alto, respirar, y contemplar verdades más profundas? ¿Qué no esa devastación te hizo recordar tu verdadero camino, un camino que jamás puede tener obstáculos?

Construiste tu mundo con cosas que eran transitorias, impermanentes, no esenciales para tu felicidad. El desmoronamiento de tu mundo ahora se siente un tanto cruel, como si se tratara de un castigo del Universo, una broma de mal gusto. Pero hay compasión ahí. La vida está tratando de despertarte de tu letargo espiritual. Te dice: no construyas tu mundo en aquello que cambia, que no dura, que no es esencial. Construye tu mundo en la comprensión profunda de tu verdadera naturaleza. Construye tu mundo sobre la base más sólida que hay. Construye tu mundo en el amor.

Deja que lo impermanente te recuerde lo que es esencial.


- Jeff Foster

Traducción: Tarsila Murguía- Presencia Consciente

El principio de Pareto: la regla del 80/20


Vilfredo Pareto fue un sociólogo y economista italiano del siglo pasado (murió en 1923) que enumeró una curiosa regla la cual hoy en día parece que ha resurgido con fuerza en los análisis de numerosas disciplinas y sectores de nuestra sociedad.

Pareto observó que la gente en su entorno se dividía naturalmente entre los «pocos de mucho» y los «muchos de poco», dividiéndose en dos grupos de proporciones aproximadas de 80:20 tales que el grupo minoritario, formado por un 20% de población, ostentaba el 80% de algo y el grupo mayoritario, formado por un 80% de población, el 20% de algo.

Regla en todos los ámbitos
Esta regla del 80/20 parece tener aplicación en prácticamente todos los campos en los que la pongamos a prueba y ha sido estudiada y demostrada numerosas veces por estadistas. Así, en nuestro trabajo por ejemplo, realizamos el 80% de nuestras tareas en el 20% de nuestro tiempo, y tardamos el 80% del tiempo restante en hacer solo el 20% de lo que nos queda por hacer (de 8 horas de trabajo, realizamos la mayoría de nuestras tareas en solo 1,6 horas).
Lo mismo aplica a las ventas, el 80% de nuestros ingresos proviene del 20% de nuestros clientes. A nivel económico, se ha estimado que la regla es aun mucho mas estricta, el 10% de la población posee el 90% de las riquezas del mundo, y el 10% de las riquezas restantes se reparten entre el 90% de la población. ¿Interesante, no? ¿En qué lado de la ecuación estamos nosotros?

Usando a Pareto en nuestro desarrollo personal
La regla de Pareto tiene aplicaciones en todos los campos, pero a nosotros nos interesa el desarrollo personal y espiritual. ¿Cuántos programas, libros, meditaciones guiadas, cursos de diferentes ámbitos, etc. seguimos a la vez? ¿Cuáles de ellos tienen más repercusión en nosotros y cuáles están quitándonos el tiempo y proporcionando pocos resultados? ¿En qué podemos poner nuestras energías para que el 80% de los resultados nos venga solo del 20% del esfuerzo que hacemos?

Personalmente siempre trato de que tanto a nivel personal como profesional, mantener un equilibrio en mi vida para conseguir, por ejemplo:
-Trabajar ese 20% del tiempo que somos productivos para llegar al 80% de los resultados que se espera de nosotros. Por ello una de las razones de trabajar libremente en casa o fuera de un horario 9-18hs es que puedes buscar qué par de horas del día te van mejor para ser hiper-productivo y conseguir los mismos resultados que si estuvieras 7 horas sentado en la oficina. Esto se puede aplicar a cualquier ámbito profesional si se estudia con cuidado y se hacen algunos cambios en tu rutina laboral actual.

-Eliminar tareas, acciones, obligaciones, etc. que estén fuera de ese 20% que genera la mayoría de cosas que solo nos quitan tiempo sin beneficios ni resultados óptimos.

-Ejecutar aquellas acciones que proporcionan el 80% de los resultados que esperamos, es decir, ir a lo grande, en vez de sumar poco a poco, focalizarnos en aquello que nos proporciona de inmediato el mayor número de resultados deseados. algo que se puede extrapolar a cualquiera de las actividades que realizamos.

-Optimizar nuestra vida, nuestras energías y nuestro tiempo.

Con este principio en nuestra mente, y con sólo un poco de esfuerzo y análisis, podemos llegar a quitarnos de encima todo aquello que no es parte de ese 20% de actividad que nos genera el 80% de los resultados. El cambio puede ser espectacular, pues de repente puedes ver liberado una gran cantidad de tiempo que puedes usar para cualquier actividad por puro placer y diversión, o para descansar o para lo que quieras. Sobre todo, para conseguir algo más de paz mental al haber reducido el nivel de estrés que puede generar el tener tantas cosas que queremos hacer a la vez, sin que éstas proporcionen los resultados óptimos que esperamos de ellas.
Optimizando nuestra vida, buscando nuestro propósito.