martes, 23 de agosto de 2016

Un cambio de actitud te llevará a la paz mental



Todos anhelamos tener esa serenidad interior que nos permite disfrutar la vida en su plenitud. Pero, ¿te has preguntado alguna vez de donde procede esa sensación de paz mental? ¿Es posible llevar a cabo un cambio de actitud para alcanzar la paz mental?
La paz mental viene de un cambio en tu actitud ante la vida, no de un cambio en las circunstancias.
Son innumerables las personas que creen que cuando las circunstancias de su vida cambien, entonces tendrán la oportunidad de alcanzar la paz mental. Nada está más lejos de la realidad. Disfrutar de paz mental es una elección personal. Es algo tan sencillo como tomar la decisión de situarse por encima de las circunstancias y tomar el timón de la actitud personal en la vida. Generalmente tendemos a magnificar el significado de las cosas. Seguro que en más de una ocasión ha habido algún acontecimiento en tu vida que te ha afectado profundamente, y luego unos meses o años más tarde te has dado cuenta de lo tonto que fuiste por permitir que aquello te afectara tanto. En muchas ocasiones permitimos que auténticas “tonterías” perturben nuestra paz mental.
Con frecuencia escucho a personas que se enfrentan a algún reto o circunstancia el siguiente comentario: “Algún día cuando mire a todo esto que me está pasando me reiré”. Mi respuesta en estos casos siempre es la misma: “¿Y por qué no empiezas a reirte ahora mismo? ¿Por qué esperar meses o años, y mientras tanto vivir privado de esa paz mental?”
Trabaja para generar una actitud positiva frente a la vida a “prueba de bombas”. Conviértete en un generador de estados positivos. Hazte tan fuerte mentalmente que nada pueda perturbar tu serenidad y paz mental. Date cuenta de que todos tenemos retos y circunstancias que nos afectan negativamente en nuestras vidas. Tu no eres el único. Y además es algo inevitable y que viene siempre incluido en ese viaje que llamamos vida. Pero fíjate en lo siguiente: Si algo tiene remedio, ¿por qué te preocupas? Y si algo no tiene remedio, ¿por qué te preocupas si no vas a poder cambiarlo? En ambos casos la preocupación no tiene ningún sentido.
Lo importante es realizar ese viaje que llamamos vida disfrutando al máximo de cada una de nuestras experiencias. Y la única diferencia proviene de la actitud mental que sea dominante en tu vida. Si te sitúas en la parte de la actitud mental negativa, te garantizo que lo vas a pasar muy mal. Pero si por el contrario eliges la parte positiva, esa clase de actitud que decide estar siempre por encima de las circunstancias, lograrás sacarle todo su jugo a la vida.
Es tu elección. Espero que elijas unirte al grupo de personas que creemos que una actitud positiva supone la “gran diferencia” en la vida. Habrás dado un paso de gigante para lograr la auténtica paz mental.
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José María Vicedo
https://maximopotencial.com

lunes, 22 de agosto de 2016

Amor, alegría y paz: profunda conexión interior con el Ser



Esto es muy importante de entender para poder observarlo en uno mismo.

Una emoción habitualmente representa un patrón de pensamiento amplificado y energizado, y puesto que a menudo es una carga energética excesiva, no es fácil inicialmente permanecer presente lo necesario para poder observarlo. 
Quiere apoderarse de usted y generalmente lo logra, a menos que haya suficiente presencia en usted. Si usted es empujado a la identificación inconsciente con la emoción por falta de presencia, lo que es normal, la emoción temporalmente se convierte en “usted”. 
A menudo se crea un círculo vicioso entre su pensamiento y la emoción: se alimentan recíprocamente. 
El patrón de pensamiento crea un reflejo magnificado de sí mismo en forma de emoción y la frecuencia vibratoria de la emoción continúa alimentando el patrón de pensamiento original. Al permanecer mentalmente en la situación, evento o persona que percibimos como causa de la emoción, el pensamiento le brinda energía a la emoción, que a su vez energiza el patrón de pensamiento y así sucesivamente. 
Básicamente, todas las emociones son modificaciones de una emoción primordial, indiferenciada, que tiene su origen en la pérdida de conciencia de quién es usted más allá del nombre y de la forma. Por su naturaleza indiferenciada, es difícil encontrar un nombre que describa precisamente esta emoción. “Miedo” se aproxima, pero además de una sensación continua de amenaza, también incluye un profundo sentido de abandono y falta de plenitud.
Puede ser mejor usar un término que es indiferenciado al igual que esta emoción básica y llamarla simplemente “sufrimiento”. 
Una de las principales tareas de le mente es combatir o suprimir este sufrimiento emocional, lo cual es una de las razones para su incesante actividad, pero todo lo que puede lograr es ocultarlo temporalmente. 
De hecho, cuanto más se esfuerza la mente por librarse del sufrimiento, mayor es éste. La mente nunca puede encontrar la solución, ni puede permitirse dejar que usted la encuentre, porque ella misma es una parte intrínseca del “problema”.
Imagine a un jefe de policía tratando de encontrar a un pirómano cuando el pirómano es el jefe de policía. Usted no se librará de este sufrimiento hasta que deje de derivar su sentido de sí mismo de la identificación con la mente, es decir, con el ego. Entonces la mente es derrocada de su lugar de poder y el Ser se revela como su verdadera naturaleza.
¿Y las emociones positivas como el amor y la alegría? 
Son inseparables de su estado natural de conexión interior con el Ser. Los destellos de amor y alegría o los momentos breves de profunda paz son posibles siempre que hay una brecha en la corriente del pensamiento. Para la mayor parte de las personas, tales brechas ocurren raramente y sólo por accidente, en momentos en que la mente se queda “sin palabras”, a veces disparada por la belleza extraordinaria, por un esfuerzo físico extremado o incluso por un gran peligroSúbitamente hay quietud interior. Y en esta quietud hay una sutil pero intensa alegría, hay amor, hay paz.
Habitualmente estos momentos se viven muy brevemente, puesto que la mente vuelve a tomar rápidamente su actividad ruidosa que llamamos pensamiento. El amor, la alegría y la paz no pueden florecer hasta que usted se haya liberado del dominio de la mente. Pero no son lo que yo llamaría emociones. Reposan más allá de las emociones, en un nivel mucho más profundo. Así que usted tiene que hacerse completamente consciente de sus emociones y ser capaz de sentirlas antes de poder sentir lo que hay más allá de ellas. Emoción significa literalmente “perturbación”. La palabra viene del latín emovere que significa “perturbar”.
El amor, la alegría y la paz son estados profundos del Ser o más bien tres aspectos del estado de conexión interior con el Ser.
Como tales, no tienen contrarios. Esto se debe a que surgen de más allá de la mente.
Las emociones, por otra parte, al ser parte de la mente dualista, están sujetas al juego de los contrarios. Esto significa sencillamente que usted no puede tener bien sin mal. Así pues, en la condición no iluminada, identificada con la mente, lo que a veces se llama erróneamente alegría es el breve placer habitual del ciclo continuamente alternante del sufrimiento/placer.
El placer se deriva siempre de algo que está fuera de usted mientras que la alegría surge de dentro. 
Lo mismo que le brinda placer hoy puede brindarle dolor mañana, o puede abandonarlo, así que su ausencia le traerá dolor. Y lo que a menudo se llama amor puede ser placentero y estimulante por un tiempo, pero es un asidero adictivo, una condición extremadamente menesterosa que puede convertirse en su contraria en un instante. Muchas relaciones “amorosas”, después de pasada la euforia inicial, de hecho oscilan entre el “amor” y el odio, la atracción y el ataque.
El verdadero amor no conlleva sufrimiento ¿Cómo podría? No se convierte súbitamente en odio, ni la verdadera alegría se convierte en dolor. 
Como dije, incluso antes de que usted esté iluminado -antes de liberarse de su mente- usted puede tener destellos de verdadera alegría, verdadero amor o una profunda paz interior, tranquilos pero vibrantemente vivos. Estos son aspectos de su verdadera naturaleza, que está habitualmente oscurecida por la mente. Incluso en una relación adictiva “normal”, puede haber momentos en los que la presencia de algo más genuino, algo incorruptible, puede sentirse. Pero serán sólo atisbos, que se ocultarán pronto por la interferencia de la mente. Entonces puede parecer que usted tuvo algo muy precioso y lo perdió, o su mente puede convencerlo de que en todo caso todo fue una ilusión. La verdad es que no fue una ilusión y usted no puede perderlo. Es parte de su estado natural, que puede ser oscurecido, pero nunca destruido por la mente. Incluso cuando el cielo está cubierto de nubes densas, el sol no ha desaparecido. Está todavía allá, al otro lado de las nubes.
El Buda dice que el dolor o sufrimiento surge por el deseo y que para liberarnos del sufrimiento tenemos que cortar los lazos del deseo.
Todos los deseos son expresiones de la mente que busca la salvación o la realización en las cosas externas y en el futuro como sustituto de la alegría de Ser. Mientras yo sea mi mente, soy esos deseos, esas necesidades, carencias, apegos y aversiones, y fuera de ellos no hay “yo” excepto como una mera posibilidad, un potencial no logrado, una semilla que todavía no ha brotado.En ese caso, incluso mi deseo de ser libre o iluminado es sólo otro anhelo de realización o plenitud en el futuro. Así que no busque llegar a ser libre del deseo o “lograr” la iluminación. 
Vuélvase presente. Esté allí como observador de la mente. En lugar de citar al Buda, sea el Buda, sea “el despierto”, que es lo que la palabra buda significa.
Los seres humanos han estado en las garras del sufrimiento durante millones de años, desde que cayeron del estado de gracia, entraron en el reino del tiempo y la mente y perdieron la conciencia del Ser. En ese punto, empezaron a percibirse a sí mismos como fragmentos sin significado en un universo ajeno, separados de la Fuente y de los demás.
El sufrimiento es inevitable mientras usted esté identificado con su mente, es decir, mientras usted esté inconsciente, espiritualmente hablando.
Hablo aquí principalmente del sufrimiento emocional, que es también la causa principal del sufrimiento físico y de las enfermedades físicas. El resentimiento, el odio, la autocompasión, la culpa, la ira, la depresión, los celos y así sucesivamente, incluso la más leve irritación, son todas formas del sufrimiento. 

Y todo placer o elevación emocional contiene en sí mismo la semilla del dolor: su contrario inseparable, que se manifestará con el tiempo. Cualquiera que haya tomado drogas para sentirse bien sabrá que la animación eventualmente se convierte en depresión, que el placer se transforma en alguna forma de dolor. Muchas personas saben también por experiencia propia cuán fácil y rápidamente una relación íntima puede pasar de ser una fuente de placer a ser una fuente de dolor. Vistos desde una perspectiva más alta, los polos positivo y negativo son caras de la misma moneda, ambos son parte del sufrimiento subyacente que es inseparable del estado de conciencia egotista de identificación con la mente.
Hay dos niveles de sufrimiento: el sufrimiento que usted crea ahora y el sufrimiento del pasado que vive todavía en su mente y su cuerpo. 
Extracto de “El Poder del Ahora”.
Eckhart Tolle.

sábado, 20 de agosto de 2016

La infelicidad latente y el secreto de la felicidad


LA INFELICIDAD LATENTE

El ego crea separación y la separación crea sufrimiento. Por consiguiente, es obvio que el ego es patológico. Aparte de las formas más claras de negatividad como la ira, el odio y demás, hay otras más sutiles, las cuales son tan comunes que por lo general no se las reconoce por lo que son. Entre ellas se cuentan la impaciencia, la irritación, el nerviosismo, el hastío, etcétera. Esas formas de negatividad son la infelicidad latente, estado interior en el cual suelen permanecer muchas personas. Es necesario estar supremamente concientes y absolutamente presentes a fin de detectarlas. Siempre que lo hacemos así, tenemos un momento de despertar y se suspende la identificación con la mente.

El siguiente es uno de los estados negativos más comunes, el cual puede pasar desapercibido precisamente por ser tan común y normal. Seguramente usted estará familiarizado con él. ¡Suele usted experimentar una sensación de descontento que podría des­cribir como un resentimiento latente? Puede ser específico o ines­pecífico. Muchas personas pasan gran parte de sus vidas en ese estado. Se identifican hasta tal punto con él que no pueden tomar distancia para reconocerlo. Detrás de esa sensación hay ciertas creencias inconscientes, es decir, unos pensamientos. Sentimos esos pensamientos de la misma manera en que soñamos al dor­mir. En otras palabras, no sabemos que tenemos esos pensamien­tos, como tampoco el soñador sabe que sueña.

Los siguientes son algunos de los pensamientos inconscientes más comunes de los cuales se alimenta la sensación de desconten­to o de resentimiento latente. He eliminado el contenido de esos pensamientos para dejar solamente su estructura. De esa manera se aprecian más claramente. Siempre que haya infelicidad latente (o manifiesta) en su vida, vea cuáles de estos pensamientos son aplicables y proporcióneles contenido de acuerdo con su situación personal:

"Algo debe suceder en mi vida para que yo pueda alcanzar la paz (la felicidad, la realización, etcétera). Y resiento que no haya sucedido todavía. Quizás con mi resentimiento logre que suceda finalmente".

"Algo sucedió en el pasado que no debió suceder y lo resien­to. Si eso no hubiera sucedido, tendría paz ahora".

"Me está sucediendo algo que no debería sucederme y me está impidiendo tener paz".

Muchas veces, las creencias inconscientes apuntan a una perso­na, de manera que la palabra "suceder" se reemplaza por "hacer".

"Deberías hacer esto o aquello para que yo pueda tener paz. Y resiento que no lo hayas hecho. Quizás con mi resentimien­to logre que lo hagas".

"Algo que tú (o yo) hicimos, dijimos o dejamos de hacer en el pasado me está impidiendo tener paz".

"Lo que haces o no haces ahora me está impidiendo tener paz".


EL SECRETO DE LA FELICIDAD

Todas las citas anteriores son supuestos que no se han examinado y que confundimos con la realidad. Son historias creadas por el ego para convencernos de que no podemos estar en paz en el presente y tampoco ser nosotros mismos. Estar en paz y ser quie­nes somos es lo mismo. El ego dice: quizás en un futuro podré tener paz si tal o cual cosa sucede o si obtengo aquello o me convierto en lo de más allá. También dice: no podré estar en paz jamás a causa de algo que sucedió en el pasado. En general, todo el mundo cuenta la misma historia, "por qué no puedo tener paz ahora". El ego no sabe que nuestra única oportunidad para estar en paz es ahora. O quizás sí lo sabe pero teme que lo averigüemos. Después de todo, la paz representa la aniquilación del ego.

¿Cómo podemos alcanzar la paz ahora? Haciendo la paz con el momento presente. El momento presente es el campo en el cual transcurre el juego de la vida. No puede jugarse en ningún otro lugar. Una vez hecha la paz con el momento presente, podemos ver lo que sucede, lo que podemos hacer o lo que optamos por hacer, o más bien, lo que la vida hace a través de nosotros. Hay cuatro palabras en las cuales se encierra el secreto del arte de vivir, el secreto del éxito y la felicidad: uno con la vida. Ser uno con la vida significa ser Uno con el Ahora. Entonces nos damos cuenta de que no vivimos la vida, sino que ésta nos vive. La vida es la bailarina y nosotros somos la danza.

Al ego le encanta estar resentido con la realidad. ¿Qué es la realidad? Cualquier cosa que es. Buda la denominó tatata, el tal o cual de la vida, es decir, nada más que el tal o cual de este momento. Oponerse a ese tal o cual es una de las principales carac­terísticas del ego. Esa oposición crea la negatividad de la cual se alimenta el ego, la infelicidad que tanto le gusta. De esta manera sufrimos y hacemos sufrir a los demás sin siquiera saberlo, sin darnos cuenta de que estamos creando el infierno en la tierra. Crear sufrimiento sin reconocerlo es la esencia de la vida inconsciente y es estar completamente bajo el control del ego. La incapacidad del ego para reconocerse y ver lo que hace es verdaderamente aterradora e increíble. El ego hace exactamente lo que condena en los demás y ni siquiera se da cuenta. Cuando se lo señala, recurre a la negación, la ira, los argumentos y las justificaciones que distorsionan los hechos. Y todo el mundo lo hace, las personas, las empresas y los gobiernos. Cuando todo lo demás falla, el ego recurre a los gritos y hasta a la violencia física. ¡Que manden al ejército! Es entonces cuando reconocemos la sabiduría de las palabras de Jesús en la cruz: "Perdónalos porque no saben lo que hacen".

Para poner fin a la desgracia que se ha cernido sobre la con­dición humana durante miles de años, debemos comenzar con nosotros mismos y asumir la responsabilidad por nuestro estado interior en todo momento. Eso significa que debe ser ahora mismo. Pregúntese si hay negatividad en su interior en este mismo momento. Entonces preste atención a sus pensamientos y tam­bién a sus emociones. Esté alerta a esa infelicidad latente a la cual me referí anteriormente, en cualquiera de sus formas: desconten­to, nerviosismo, hastío, etcétera. Esté alerta a los pensamientos que aparentemente justifican o explican esa infelicidad pero que en realidad son los causantes de la misma. Tan pronto como tome conciencia de un estado negativo en su interior no piense que ha fallado. Significa que ha tenido éxito. Mientras no hay esa conciencia, prevalece la identificación con los estados interiores, y esa identificación es el ego. Con la conciencia se suspende la identi­ficación con los pensamientos, las emociones y las reacciones. Este estado no debe confundirse con la negación. Al reconocerse los pensamientos, las emociones y las reacciones, se suspende automáticamente esa identificación. Entonces cambia nuestro sen­tido de lo que somos, nuestra sensación de ser: antes éramos pensamientos, emociones y reacciones; ahora somos conciencia, la Presencia consciente que observa esos estados.

"Un día me liberaré del ego". ¿Quién habla? El ego. Liberarse del ego realmente no representa un gran esfuerzo. Lo único que se necesita es tomar conciencia de los pensamientos y las emocio­nes en el mismo momento en el que suceden. No se trata realmente de "hacer", sino de "ver". En ese sentido, es cierto que no hay nada que podamos hacer para liberarnos del ego. Cuando se produce el cambio de pasar de pensar a observar, entra a operar en nuestras vidas una inteligencia muy superior a la astucia del ego. Las emociones y hasta los pensamientos se despersonalizan a través de la conciencia. Reconocemos su naturaleza impersonal. Dejan de estar cargados del "yo". Son solamente emociones y pensamientos humanos. Toda la historia personal, la cual no es más que un cuento, un paquete de pensamientos y emociones, pasa a ocupar un lugar secundario y deja de ocupar el primer lugar en la conciencia. Deja de ser la base de nuestro sentido de identidad. Pasamos a ser la luz de la Presencia, la conciencia profunda que antecede a los pensamientos y las emociones.


El pantano no es consciente cuando produce un loto. 

Si se dijera "Me voy a preparar para dar origen a un loto", nunca produciría algo. 

Seguiría siendo un pantano maloliente. 

Pero de pronto, en esa masa densa y oscura, la fuerza vital produce una flor blanca… 

Nunca estamos preparados para crear. 

La creación se hace a través de nosotros, porque obedece a cosas más vastas que la
 
voluntad personal”  


                                                                                                                                                                                                                                                                         Ejo Takata


Eckhart Tölle en español- Una nueva Tierra

viernes, 19 de agosto de 2016

Comprende por qué los “Secretos Familiares” producen enfermedades



Alejandro Jodorowsky dice que un árbol sano es aquel que produce frutos dulces y nutritivos, aunque en su apariencia externa sea un árbol “torcido”. En cambio un árbol majestuoso que produce frutos “tóxicos” es un árbol enfermo.

Sanar es traicionar la intención primitiva de nuestro árbol genealógico, decir no, romper el contrato de mantenimiento neurótico del árbol. En palabras de Alejandro Jodorowsky: “La sanación del árbol consiste en quitar la repetición, comprenderla, o repetirla en una forma positiva”

¿Qué es la familia?

La familia es lo permanente, estaba antes de que llegáramos, le pertenecemos mientras vivamos y seguirá existiendo después de nosotros. Es una generación de vivos, que caminan como mínimo con dos generaciones de muertos a la espalda hasta la línea de meta, donde le toca subirse a la espalda de la siguiente generación de vivos.

¿Yo soy mi familia?

Recordemos que desde la perspectiva de la metagenealogía cada uno de nosotros está habitado por las tres generaciones que lo preceden, lo que hace un mínimo de catorce personas. Desde esta perspectiva, consideramos que los secretos guardados en una generación son un manantial insano de traumas y conflictos para los que lleguen detrás.

¿Hay alguna relación entre la enfermedad y los secretos familiares?

La relación entre enfermedad y secretos familiares se hace bastante evidente en el estudio de los árboles genealógicos. La familia es como una olla psicológica llena de secretos, tabúes, silencios, vergüenzas. Hay asesinatos, locura, robos, infidelidades, cárcel, incesto, abusos… Así, la enfermedad no es la solución del problema, sino una invitación a enfrentar un conflicto familiar que se ha mantenido secreto. Como escribió Françoise Dolto: “Lo que es callado en la primera generación, la segunda lo lleva en el cuerpo.”

¿Qué cosas, a nivel psicogenealógico, vamos cargando en el cuerpo?

En el lado derecho… está la herencia paterna, Lado izquierdo…herencia materna, El vientre…la madre, Problemas de espalda…cargas a los padres, Padres divorciados, o separados…puntas de los pies se separan Miedo a la sexualidad…pelvis movida hacia atrás, No te han amado…pecho endurecido e insensible.

¿Si no uso palabras para expresar mi dolor, lo expresaré con mi cuerpo?

Anne Ancelin Schützenberger lo ha estudiado a fondo: “Los duelos no hechos, las lágrimas no derramadas, los secretos de familia, las identificaciones inconscientes y lealtades familiares invisibles” pasean sobre los hijos y los descendientes.“Lo que no se expresa con palabras se expresa con dolores”. O por accidentes, como el caso de una biznieta que pierde su virginidad por accidente a los siete años (jugando al salto de pértiga) y estudiando su árbol, descubre que su bisabuela fue fruto de una violación, concebida en la misma fecha que ocurrió el episodio.

¿Cómo se pueden observar los secretos en el árbol genealógico?

Cuando el árbol quiere desvelarte un secreto, crea una estructura, algo que se repite, con eso pretende llamar tu atención. Por ejemplo una fecha que se repite, un estilo de elección de la pareja, unos accidentes con ingredientes similares. Estos secretos se guardan por vergüenza, por pudor, por proteger a los niños o autoprotegerse ante la sociedad.

¿Dónde se sitúan esos secretos?

Cada secreto que tenemos está en el estrato que le corresponde (los cuatro egos):

       Mis ideas locas secretas, podemos identificarlas en el nivel de mis bisabuelos
       Mis emociones secretas, están en mis abuelos
       Mis secretos sexuales-creativos, están en mis padres
       Mis secretos materiales, de territorio, están en mis hermanos

Cuando el secreto lo porta un miembro de la familia, éste lo vive como un cuerpo extraño y molesto, su cuerpo lo vive como un tumor o un bolo alimenticio que tiene que salir a fuera. Nunca debemos contar secretos a los niños, es un Abuso con mayúsculas.

Sabemos además el poder de la comunicación no verbal, si alguien delante de ti se calla una información importante, se delatará tarde o temprano con algún gesto inconsciente. Freud decía que “Aquel cuyos labios callan, conversa con la punta de los dedos. Se traiciona por todos los poros”.

Claudine Vegh decía: “Vale más saber una verdad, aún cuando sea difícil, vergonzosa o trágica, que ocultarla, porque aquello que se calla, es subordinado o adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo”.

Los secretos hay que airearlos si son del presente, de la manera más adecuada y en el momento más propicio, o sanarlos con la psicomagia si son del pasado. Una herramienta útil es dibujar el árbol sanado: se trata de hacer una obra en la que representemos a todos los miembros, con dibujos o fotografías pegadas a modo de collage. A cada uno le pondremos su finalidad cumplida, todo aquello que les damos nos lo damos a nosotros mismos, y ahí aparecerán todos los secretos convertidos en bendiciones.

El árbol guarda secretos, al tiempo que puede intentar desvelarlos. En todo árbol aparece en un momento determinado un héroe, el que lo sana y se sana, aquel que se atreve a construir el árbol genealógico. No existen los árboles sanos porque vivimos en una sociedad enferma.

“La sanación del árbol consiste en quitar la repetición, comprenderla, o repetirla en una forma positiva”

Por Alejandro Jodorowsky


miércoles, 17 de agosto de 2016

Aforismos del sabio chino Huanchu Daoren‏


El nombre del pensador que nos ocupa significa literalmente “adepto taoísta que retorna al origen”. Es un pseudónimo que el erudito Hong Yingming adoptó cuando a edad avanzada inició una sencilla y retirada vida en el campo (a finales del s.XVI/principios del s.XVII). Redactó entonces un conjunto de meditaciones que, aludiendo metafóricamente a su purificadora experiencia vital, tituló “Discurso sobre las raíces de los vegetales”; el cultivo de los vegetales requiere paciencia, austeridad y calma, que son también virtudes esenciales para el desarrollo de la sabiduría en el ser humano.

Los numerosos aforismos que aquí les presentamos han sido seleccionados de esa obra, cuyo contenido posee elementos del taoísmo así como del confucianismo y el budismo chan (zen). Hablamos de un pensamiento fundamentalmente práctico, cercano al presente cotidiano, que se hace cargo de un mundo en constante cambio. De ahí el frecuente uso de “contrarios relativos”: una cosa se define por su opuesto, no se puede dar sin él; ambos son partes de un mismo proceso universal. Por ello, nuestra actitud al leer a Huanchu Daoren no debe ser la de una curioso conocedor (sujeto) que se coloca frente a algo que va a conocer (objeto); no hay oposición real, sino encuentro entre iguales que no podrían ser sin el otro en este momento presente. En consecuencia, sus palabras no son una fuente de información, sino de transformación (constante). Nos muestran una vida tranquila y en armonía con la naturaleza, llena de desapego hacia los deseos y radical libertad. Nada más y nada menos. 

Pasen y -con sencillez y calma- lean:

Cuando estás apegado al mundo sólo ligeramente, ligero es también el efecto del mundo sobre ti. Cuando estás intensamente envuelto en ocupaciones diversas, sus enredos también se intensifican. Así pues, para las personas iluminadas, la simplicidad es superior al refinamiento, y la libertad preferible al cumplimiento de las formas.

Una oruga en la basura es algo sucio, pero se transforma en una cigarra que sorbe rocío en la brisa otoñal. Las plantas enterradas no tienen prestancia, pero se transforman en brillo resplandeciente a la luz de la luna estival. Así, sabemos que la pureza surge de la impureza, y que la luz nace de la oscuridad.

A quienes se aproximen a ti con riquezas, respóndeles con compasión. A quienes se acerquen a ti con su rango, respóndeles con justicia. Las personas iluminadas no son prisioneras de los que mandan. Cuando alguien está decidido, puede superar el destino; cuando la mente está unificada, moviliza la energía. Las personas iluminadas no permiten que ni siquiera la naturaleza las encasille en un molde.

Existe una gran compasión en todo el mundo; un Buda y un carnicero no poseen mentes diferentes. Existe un gozo real en todas partes, tanto en una lujosa mansión como en una humilde choza. Es sólo cuando uno se ve invadido por los deseos y bloqueado por los sentimientos, cuando se pierde lo que realmente está presente; y esto crea toda la diferencia en el mundo.

No pienses en cualquier servicio que hayas podido hacer a los demás; piensa en lo que has podido hacer para ofenderles. No olvides lo que otros han hecho por ti; olvida aquello en lo que otros te han ofendido.

Cuando los que hacen obras de caridad las hacen sin sentimiento de autosatisfacción y sin pensamientos de recompensa, incluso una pequeña donación es grande. Cuando los que ayudan a los demás calculan su propio sacrificio y piden gratitud y recompensa, incluso una gran donación es pequeña.

Quienes leen libros pero no ven la sabiduría de los sabios son esclavos de la letra. Quienes trabajan en oficinas públicas y no aman a la gente son ladrones que roban el salario. Quienes enseñan pero no practican lo que enseñan son meros charlatanes. Quienes intentan hacer un trabajo con éxito sin considerar el desarrollo del carácter lo encontrarán sin sustancia.

Si temes que la gente sepa que has hecho algo malo, hay algo bueno en lo malo. Si estás ansioso porque la gente sepa que has hecho algo bueno, entonces hay algo malo en lo bueno.

Amplio es el camino de la verdad; establece tu mente en él y sentirás una apertura expansiva y una vasta claridad. Estrecho es el camino de los deseos humanos; si pones tus pies en él, verás zarzas y lodo ante ti.

Ha de vaciarse la mente, pues sólo en una mente vacía entra la verdad. Ha de llenarse la mente, pues cuando está llena no entra en ella el deseo de cosas.

Los ojos y los oídos, al ver y al oír, son saqueadores externos; las emociones, lo deseos y las opiniones son saqueadores internos. Mas si está despierta y alerta la mente interna, y se mantiene a distancia en medio de todos ellos, estos saqueadores cambian entonces y se convierten en miembros del hogar.

El verdadero vacío no esta vacío; aferrarse a las apariencias no es la realidad, ni tampoco el negarlas. ¿Cómo comunicó esto el Buda?: “Permanece en el mundo, pero más allá del mundo”. Es doloroso perseguir los deseos, pero también lo es detenerlos totalmente. Depende de nosotros cultivarnos con destreza.

Cuando el viento llega al bambú esparcido, éste no conserva su sonido cuando el viento ha pasado. Cuando los patos salvajes atraviesan un pequeño lago frío, éste no retiene su reflejo cuando ya se han ido. Del mismo modo, las mentes de las personas iluminadas se hacen y se manifiestan cuando ocurren los acontecimientos y quedan de nuevo vacías cuando éstos han terminado.

Contar con el éxito todavía no alcanzado no es tan provechoso como preservar el trabajo ya realizado. Lamentar errores pasados no es tan útil como prevenir futuras equivocaciones.

La tranquilidad en medio de la quietud no es verdadera tranquilidad; cuando puedes estar tranquilo en medio de la acción, éste es el verdadero estado de la naturaleza. La felicidad en la comodidad no es verdadera felicidad; cuando puedes ser feliz en medio de la adversidad, entonces ves el verdadero potencial de la mente.

Cuando el destino me desaira en términos de prosperidad, respondo enriqueciendo mi virtud. Cuando el destino me maltrata físicamente, me recompongo liberando mi mente. Cuando el destino me obstaculiza a través de las circunstancias, las atravieso elevando mi manera de vivir. ¿Qué puede hacerme así el destino?

Cuando estás en medio de la adversidad, todo lo que te rodea es una especie de medicina que te ayuda a afinar tu conducta, aunque no te des cuenta de ello. En las situaciones agradables, te enfrentas a armas que te despedazarán, aunque no seas consciente de ello.

En relación a las manifestaciones efímeras, incluso el cuerpo es transitorio, por no hablar de la fama , la riqueza y la posición social. En relación con la realidad, todos los seres son un solo ser, por no hablar de los miembros de la familia. Si las personas son capaces de ver a través de lo efímero y reconocer lo real, pueden entonces hacerse cargo de grandes responsabilidades, y al mismo tiempo estar libres de las ataduras del mundo.

Tal vez el universo pueda existir indefinidamente, pero este cuerpo no obtiene una segunda oportunidad; la vida humana sólo dura cien años en el mejor de los casos y los días presentes se deslizan fácilmente. Quienes viven felices conocen la alegría de poseer la vida y recuerdan la pena de desperdiciarla.

Donde hay belleza, inevitablemente hay fealdad como contraste. Si no estás orgulloso de tu propia belleza, ¿cómo puedes considerarte feo? Donde hay pureza, se da la corrupción como su opuesto. Si no anhelas la pureza ¿quién puede corromperte?

Cuando el agua no está turbia, está tranquila de manera natural. Cuando un espejo no está empañado, es claro por sí mismo. Así, la mente no tiene por qué limpiarse: libérate de lo que la ensucia y su claridad aparecerá de manera espontánea. El gozo no necesita ser buscado: libérate de lo que te duele y aquél aparecerá de manera natural.

Quienes confían en los demás descubrirán que no todo el mundo es necesariamente sincero, pero ellos mismos ya son sinceros. Quienes desconfían de los demás descubrirán que no todo el mundo necesariamente los engaña, pero ya se han convertido ellos mismos en mentirosos.

La sustancia de la mente es la sustancia del cielo. Un pensamiento feliz es una estrella de buen augurio o una nube de felicidad. Un pensamiento de cólera es una tormenta de truenos o un violento aguacero. Un pensamiento amable es una brisa gentil o un dulce rocío. Un pensamiento severo es un fiero sol o una helada de otoño. ¿Cuáles de estas cosas pueden eliminarse? Déjalos pasar a medida que surgen, abierto y sin resistirte, y tu mente se fundirá con el vasto cielo.

Cuando la gente ocupa posiciones de poder y puestos importantes, su comportamiento ha de ser estricto y claro, mientras que su estado de mente debe ser amable y sereno. No dejes que un poco de desidia te acerque a grupos de personas que se miran el ombligo; y no permitas que un exceso de intensidad te precipite en el veneno de los malvados.

Vanagloriarse del propio trabajo o exhibir los propios logros literarios es basar la persona que uno es en cosas externas. Quienes lo hace no saben que la sustancia de la mente es brillante tal como es y, mientras no se pierda, uno puede carecer totalmente de capacitaciones y formación y, sin embargo, ser una persona extraordinariamente exquisita.

Cuando te hallas en posiciones de prosperidad y de alta posición social, has de conocer las miserias de los pobres y de los de abajo. Cuando eres joven y fuerte, has de recordar los dolores de los viejos y débiles.

La enfermedad de caer en los deseos puede ser tratada, pero la enfermedad de aferrarse a principios abstractos es difícil de curar. Los obstáculos que presentan los acontecimientos y las cosas pueden eliminarse, pero los que presentan los principios sociales son difíciles de eliminar.

Las personas sabias no tienen pensamientos o preocupaciones, mientras que las personas ignorantes no poseen conocimientos; ambas clases de personas pueden ser compañeras de estudios o negocios. Son sólo los intelectuales mediocres quienes piensan demasiado y poseen demasiada información, de manera que tienen mucho en lo que pensar y muchas dudas; como consecuencia, es difícil hacer absolutamente nada con ellos.

La longitud y la brevedad del tiempo dependen de un solo pensamiento; la amplitud o estrechez del espacio depende del corazón. Así, para quien posee una mente libre, un día es más largo que mil años; para quien posee una mente amplia, una pequeña habitación es más vasta que todo el cielo y la tierra.

Los sentimientos humanos y las condiciones sociales son muy veleidosos y no deben ser tomados demasiado en serio. Un filósofo dijo: “Lo que llamaste ‘yo’ antes es ahora otra persona. Me pregunto qué ‘yo’ actual pertenecerá al futuro”. Si las personas se hacen esta reflexión de vez en cuando, pueden desatascar sus corazones.

Cuando un pez se precipita en el agua, no piensa en ella; cuando los pájaros vuelan sobre la brisa, no toman en cuenta que existe una brisa. Toma conciencia de esto y podrás trascender el peso de las cosas y disfrutar su potencial natural.

Todo lo que le ocurra espontáneamente a tu mente está bien. Sólo cuando las cosas surgen de manera natural, puedes ver su potencial real. Si le añades cualquier ajuste o arreglo, desaparece la armonía. Uno de los poetas inmortales decía: “La mente está a gusto siempre que esté libre de preocupaciones; la brisa es clara cuando sopla de acuerdo con la naturaleza”.

Quienes saben cambiar las cosas por sí mismos, no se regocijan con la ganancia ni se lamentan de la pérdida; el mundo entero es el espacio por donde pasean. Quienes son utilizados por las cosas odian que los acontecimientos vayan en su contra y adoran que vayan a su favor; la cosa más insignificante puede crear ataduras.

Quienes aman la tranquilidad y no aprecian el estruendo tienden a evitar a la gente para buscar la calma. No saben que es egoísmo desear que no haya nadie alrededor; y cuando la mente está apegada a la calma, esto mismo constituye la raíz de la agitación. ¿Cómo pueden alcanzar el estado en el que se ve a los demás y a uno mismo como uno solo, y en el que la agitación y calma se olvidan?

Cuando la gente del mundo se enreda y se ata al prestigio y al poder, está lista para llamar al mundo material un mar de desdicha. No se dan cuenta de la blancura de las nieves o del verdor de las montañas, del curso del río o de la situación de las rocas, y de las respuesta de los valles a las canciones de los leñadores. El mundo no es material, el mar de la vida no es desdicha: simplemente hacen sus mentes materialistas y desdichadas.

La vida humana es como una marioneta. Mantén simplemente los hilos en la mano, para que ni un solo hilo se enrede y puedas dar vueltas y vueltas con libertad, y la acción y la respuesta dependan de ti y no estén sujetas al más mínimo control de cualquier otro. Entonces trasciendes este escenario de la realidad.


(Fuente: “Retorno a los orígenes. Reflexiones sobre el Tao”, de Huanchu Daoren; editorial Edaf)