sábado, 21 de abril de 2018

OÍR O LEER SIN REFLEXIONAR ES TAREA INÚTIL



En mi opinión, esta frase que dijo Confucio hace más de 2.500 años sigue manteniendo su vigencia, y parece que seguirá conservando su verdad hasta el fin del mundo. 

Llevo ya más de 30 años en esto del Desarrollo Personal, del Camino Espiritual, del Autoconocimiento, o del nombre que se le quiera dar a esto de tratar de ser mejor persona y mejor Ser Humano. 

Este preámbulo sirve para decir que he tenido ocasión de hablar con cientos de personas APARENTEMENTE interesadas en esta tarea. He podido comprobar que en demasiadas ocasiones esta búsqueda de la que hablan no va más allá de una curiosidad temporal, de un autoengaño, o de pretender presumir ante los otros de ser “una persona especial”,  “interesada en su trascendencia” y en “el descubrimiento de la Autenticidad”.

Estoy harto de escuchar cómo sale eso por la boca pero sin pasar antes por el corazón, y cómo se afirma con apariencia de algo tajante pero se sustenta sobre una auto-estafa.

Estoy harto de las personas que leen los artículos y al finalizarlos se creen con autoridad para emitir un juicio o una crítica con aires de doctores en la materia, y les parece que con opinar ya han hecho suficiente, y lo amontonan en el olvido junto a otros cientos de artículos.

Estoy harto de los coleccionistas de frases célebres que se conforman con poder recordar una retahíla de ellas, llegando a decirlas con solemnidad y empaque y creyéndose por ello en posesión de la Gran Verdad. Cuando expresan “Pues como decía Fulanito…”, inmediatamente les corto y les pregunto “¿y tú qué dices?” y ya no saben cómo seguir. Malviven de experiencias ajenas.

Estoy harto de los que leen algo que podía tocarles en la fibra de su realidad, pero en vez de aceptarlo y utilizarlo como argumento para iniciar el proceso para solucionarlo, lo que hacen es aplicárselo a otro y decir sin palabras “esto es lo que le pasa a mi amiga”, o “se lo voy a pasar a Fulanito para que lo lea”.

Estoy harto de los que no invitan a que estén presentes en las lecturas su corazón, sus sentimientos o sus emociones, su sensibilidad, sus auténticos deseos de sanación o de aprendizaje, su esencia, su alma...

Estoy harto de los que al terminar de leer algún escrito interesante e importante, se conforman con darle a like/me gusta y van a la caza de su siguiente artículo/captura, y de los que dicen “algún día tendría que hacer esto que dice el artículo”, y de los que dicen “tiene razón… si yo pudiera, lo haría”.

Estoy harto de los que usan mentiras como excusas (¿a quién pretenden engañar -me pregunto- si en realidad sólo se engañan a sí mismos?), de los que dicen “no puedo” en vez de decir “voy a hacerlo. Y ya”, o los que dicen “voy a intentarlo” en vez de decir “voy a hacerlo. Y ya”,

Estoy harto de los teóricos, de los intelectualoides, de los falsos, de los que permiten que sus “defectos” o sus asuntos pendientes de revisar o mejorar queden inafectados, escondidos, a salvo de cualquier intento de solución, mientras derrochan conocimientos, presumen de un centenar de libros leídos, de haber asistido a charlas y cursillos, y todo eso desde una intelectualidad que se quedará en la teoría de las cosas sin penetrar más allá de la superficialidad que les pone a salvo de las revoluciones interiores necesarias.

Estoy harto de las personas que oyen o leen sin reflexionar, sin buscarse a sí mismos en ese artículo o esa frase, de los que olvidan a la misma velocidad que leen, de los que no se paran a escuchar las voces interiores que se sienten afectadas con algunas lecturas y gritan reclamando una solución.

La utilidad se encuentra en la reflexión (pensar atenta y detenidamente sobre algo) y en el darse cuenta (advertir o percatarse de algo comprendiéndolo), y si no se hace de ese modo, se le está dando la razón a Confucio.

Un artículo no se acaba en el punto final. Ahí es donde comienza su utilidad. El final, o el momento en que se siente algo, ha de ser el inicio de una introspección (mirada interior que se dirige a los propios actos o estados de ánimo), de una abstracción (separar por medio de una operación intelectual un rasgo o una cualidad, y concentrarse en los propios pensamientos apartando los sentidos o la mente de la realidad inmediata), o de una cavilación (pensar con intención o profundidad en algo).

Y acabo este artículo del mismo modo que todos los que he escrito:

Te dejo con tus reflexiones … 



Francisco de Sales
buscandome.es

viernes, 20 de abril de 2018

El Proceso de la Meditación

Sea cual sea el camino o técnica que empleemos para meditar, hay determinados aspectos que son comunes a todos ellos, prestando más o menos atención a algunos según el enfoque a seguir. Podemos hablar, por tanto, de un proceso universal que conlleva los siguientes puntos, aunque no necesariamente en este orden.


Concentración:
Meditar no es solo concentrar el pensamiento; esto sería es una visión muy parcial de la meditación. Ahora bien, la concentración es un paso esencial para alcanzar la meditación y solo por mejorar esta facultad ya merece la pena aprender a meditar.
Consciencia:
Seguramente, la consciencia es la facultad interna que más se desarrolla meditando. Toda practica de meditación es un continuo entrenamiento para desplegar la capacidad de darse cuenta o consciencia.
Aceptación:
Un aspecto importante en la meditación es el ir desarrollando una relación sana con uno mismo y con los demás. Esta relación debe estar basada sin duda en la aceptación, que de hecho es un paso hacia el Amor. Por otro lado es importante comprender que la complejidad del proceso de la meditación nos requerirá grandes dosis de Aceptación.
Discernimiento:
El discernimiento es una cualidad de la mente superior que ha de ser entrenada para cumplir con el objetivo último de la meditación: el encuentro con el aspecto más central del ser humano. El discernimiento o Viveka nos ayuda a distinguir entre los diferentes aspectos que como seres humanos nos conforman desde los más groseros a los más sutiles.
Calma:
Al contrario de lo que podríamos pensar, la calma o tranquilidad no es tanto una consecuencia de la meditación, sino un requisito previo. Por ello, el conocimiento y práctica de todas las herramientas que nos ayuden a pasar de la tensión a la calma es esencial en la meditación y su enseñanza. La mayor parte del tiempo cuando comenzamos a meditar lo pasamos tratando de generar el equilibrio necesario para ello; afortunadamente, el yoga nos brinda innumerables técnicas para ello.
Energía:
Al adentrarnos en la meditación, debemos abrir nuestra mente y comenzar a entender al ser humano no solo en términos materiales, sino también energéticos. Somos tanto energía como materia y trabajar con técnicas que movilicen y equilibren la energía nos facilita enormemente el camino en la meditación. 
Presente:
Se dice que meditar es el arte de vivir el presente. Aprender a estar en y a vivir el presente es la mejor manera de recuperar la energía que tenemos dispersa en pasado y futuro.
Conexión espiritual:
Al final la meditación nos lleva al centro, a uno mismo, a eso que somos a un nivel más espiritual. Hoy en día hay técnicas y métodos que despojan la meditación de este componente espiritual para hacerla más “vendible”. Desde nuestro punto de vista esto es un error, ya que algo que necesitamos como sociedad occidental es recuperar de una forma sana la conexión con nuestra naturaleza espiritual. Al fin y al cabo, la experiencia mística o espiritual no es tan complicada si dejamos atrás prejuicios y damos con las claves adecuadas para ello.
Actitudes del Ser:
Desde la conexión con los sentimientos más profundos del ser humano a donde nos lleva la meditación, surge el despliegue de las actitudes del Ser. Actitudes que podemos, una vez más, entrenar si conocemos los recursos adecuados. A poco que vayamos despertando estas actitudes, el avance en la meditación cobra otra dimensión.
Volver a la vida:
La práctica de la meditación no está separada de nuestra vida cotidiana y debemos de hacer todo lo posible para que así sea. Según vayamos avanzando en nuestra experiencia con la meditación, iremos experimentando cambios en la percepción de la realidad que nos llevarán a una nueva relación con lo que va aconteciendo y también con los demás. Comprender cómo la meditación nos lleva a nuevos modos de percepción es clave para integrar la meditación en nuestra vida.

Luis Luna -Ganesha
www.yogacrisalida.es
http://www.yogaenred.com

jueves, 19 de abril de 2018

4 enseñanzas del Tao para manejar a las personas difíciles

Dentro de las enseñanzas del Tao se hallan también esos sabios consejos para tratar y manejar a las personas difíciles, a esas presencias que nos roban energía y que a menudo ponen cerco a nuestros caminos. Según los principios de Lao-Tse, en estos casos lo mejor es mantener la serenidad, vaciarse de emociones negativas y quitar poder a quien disfruta arrebatándonos la calma.
Si echamos un vistazo a las últimas publicaciones que hablan sobre cómo mejorar nuestro estilo de comunicación y sobre cómo alcanzar el éxito en el trabajo, hay un tema que se repite con frecuencia: la necesidad de aprender a manejar a las personas difíciles. Ahora bien, somos conscientes de que esa etiqueta le da nombre a un pequeño cajón desastre, y que por tanto conviene definir, antes de nada, qué entendemos por personalidades difíciles.
Dentro del mundo de la empresa y del coaching se tiene constancia de que para sobrevivir en nuestros contextos sociales, debemos convivir a la fuerza con unos perfiles de personalidad muy concretos. Nos referimos a las personas pasivo-agresivas y a las narcisistas. Son presencias que pululan en casi cualquier escenario, que hacen uso del abuso verbal, de la manipulación y que en ocasiones, su mera presencia ya nos enturbia.
En los últimos años, gran parte de las publicaciones que tienen como objetivo enseñarnos a manejar a este tipo de situaciones se nutren de las enseñanzas del Tao por varias razones. La primera por su buen manejo de las emociones, la segunda por la adecuada gestión de esos estados con los que podremos, en última instancia, afrontar el abuso del poder, poner límites y mejorar nuestros estilos de comunicación.
No importa que los textos de Lao-Tse tengan tantos siglos de antigüedad. Dicho legado sigue siéndonos muy útil.

1. Controlar a las personas difíciles sin necesidad de luchar con ellas

     ►Controlar al enemigo sin luchar con él es la más alta habilidad.
                                                              Gichin Funakoshi

Dentro de las enseñanzas del taoísmo se ensalza el símil de que vivir es como fluir por un río. Dejarnos llevar por su cauce sin resistencias es parte de esa armonía de la que todos deberíamos disfrutar.
Ahora bien, conceptos como la lucha, el enfrentamiento o la resistencia son la antítesis de esa idea, de ese concepto donde se nos anima simplemente a avanzar con ánimo y flexibilidad. Así, quien elija, por ejemplo, hacer uso de la discusión, de la afrenta constante con las personas difíciles lo único que conseguirá es mayor desánimo y una tremenda frustración.
Optar por la “no lucha” no significa claudicar o dejarnos avasallar. Significa, por encima de todo, no dar poder a quien no lo merece, elegir la sabiduría por encima de la violencia y optar por la calma antes de abrir las compuertas, de par en par, para que la ansiedad nos inunde.

2. Vacía tu taza de emociones negativas

  ►El vacío es el mejor punto de partida … Así que abandona todas tus ideas preconcebidas y sé neutral. ¿Sabes por qué esta taza es tan útil? Porque está vacía.
                                                        Bruce Lee

Las personas difíciles, a menudo, nos estropean el día con una sola palabra o un comentario. No importa lo irracional que sea su mensaje, lo inapropiado de sus acciones nos afecta sí o sí. Uno de los consejos que nos transmite las enseñanzas del Tao es que cuanto menos reactivos seamos más espacio nos quedará para hacer uso del juicio.
Intentemos por tanto controlar la angustia, las emociones negativas. Una vez la persona difícil haya llevado a cabo su maniobra contaremos hasta 10 y respiraremos hondo. Nadie tiene derecho a estropear nuestro día, así que nos vaciaremos de rabias, despechos y mal humor, uno a uno…
La mente debe quedar como una sala despejada, ahí donde el viento contaminado entra por un portal y desaparece al segundo por otro.

3. Sé proactivo, no reactivo

Las personas difíciles a veces nos convierten en víctimas de sus artes malsanas. Poco a poco, acumulamos tanto odio, malestar y frustración que corremos el riesgo de reaccionar de la peor manera. No es lo adecuado. Tarde o temprano nos arrepentiremos de esa reacción y sobre todo de no haber puesto límites con anterioridad.
 ► No seas esclavo de nada ni de nadie, logra la verdadera libertad.
                                                        Credo de Jeet Kune Do
El Tao nos recomienda aprender a ser proactivos. ¿Qué significa esto exactamente? Quiere decir que debemos aprender a tomar el control de los acontecimientos en lugar de quedarnos mirando cómo suceden las cosas. 
Uno consejo que nos propone las enseñanzas del Tao es que cada vez que veamos a una persona difícil, intentemos ponernos en su lugar haciendo uso de la siguiente frase :”no debe ser fácil”.
  • Esta frase nos puede ayudar a entender muchas cosas: “no debe ser fácil para mi compañero de trabajo caerle mal a todo el mundo, tener tan poca paciencia y tan poco control de sus emociones”. “No debe ser fácil para mi hermano estar sin trabajo, con una deuda y teniendo además ese carácter tan complicado”.
Entender la perspectiva ajena nos permitirá estar preparados para controlar mejor la situación. Hará que cuando nos dispongamos a prestar ayuda… esta sea más oportuna, a que cuando hagamos una crítica constructiva… esta sea más acertada y motivadora.

4. La fuerza del bambú

► Hay momentos en los que, cuando todo lo demás falla, no queda más opción que ser contundentes. Como el bambú que coge fuerza tras haber sido doblado.
                                                   El Tao del Liderazgo

En ocasiones ocurre, nuestras circunstancias con las personas difíciles llegan a un límite y quedamos no solo arrinconados, sino que nos sentimos doblegados, incluso completamente humillados. En esos instantes, el Tao nos recomienda visualizar un bambú.
También ellos se doblan, también ellos reciben el impacto del viento fiero que desea controlarlos y tenerlos bajo su poder. Sin embargo, esto nunca ocurre, porque el bambú obtiene su fortaleza de su flexibilidad. El hecho de que se doblegue hace que tenga mayor fuerza para reaccionar.
También nosotros podemos hacerlo. Cuando sintamos que hemos llegado al límite es momento de alzarnos con mayor fuerza para generar un cambio. No haremos uso de la violencia, porque fuerza no es violencia, es capacidad de respuesta, es saber posicionarnos con valentía ante quien osa convertirnos en algo que no somos: personas débiles.

Para concluir, las enseñanzas del Tao contienen maravillosas ascuas de conocimiento que siguen encendiendo nuestra capacidad de aprendizaje, alumbrándonos con su templanza para manejar con mayor sabiduría las complejidades del mundo actual.
Aprendamos de ellas y apliquémoslas siempre que nos sea posible.

Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com